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Fronteras y puentes culturales en el interior de la estructura ritual del carnaval

  • Kepa FERNANDEZ DE LARRINOA. Profesor titular de Antropología de la UPV-EHU, Director de la revista Zainak. Presidente de la Sección de Antropología y Etnografía de la SEV.
  • 19 de noviembre de 2001

Se trata de un artículo descriptivo general acerca de los motivos propios para el acercamiento al estudio del Carnaval.

Estética ritual y representación colectiva: el carnaval y su relación con las fiestas y rituales de invierno

El carnaval forma parte de un amplio grupo de fiestas y festivales rituales celebrados en invierno, cuyos protagonistas principales son las sociedades rurales de Europa y las sociedades campesinas mediterráneas colindantes con este continente. Dicho de otro modo, los carnavales son una manifestación local de un tipo de comportamiento ritual que se extiende a lo largo de una extensa área geográfica; su organización toma lugar en una época concreta del año; y en gran medida, el substrato social y económico en que se sustentan son el campesinado y el mundo agrícola.

Dos características relevantes en este amplio corpus de fiestas y rituales rurales de invierno pueden añadirse a las anteriores. De un lado, un sincretismo de creencias y calendarios, que se aprecia en el hecho de que en estas festividades confluyen diversos sistemas religiosos y concepciones temporales, que luego se enumeran. En segundo lugar, las fiestas y rituales rurales de invierno son escenificaciones que presentan un alto grado de homogeneidad estética.

El aspecto sincrético de las fiestas invernales de las diversas regiones europeas y colindantes mediterráneas ha sido analizado por diversos estudiosos. Estos han resaltado que en las fiestas invernales de ahora se puede percibir una cadena de yuxtaposiciones que van desde las primeras religiones indoeuropeas y mitologías mediterráneas hasta el cristianismo medieval, pasando por los calendarios y fiestas romanas y judaicas.

La homogeneidad que caracteriza a estas fiestas de invierno se refleja en la elección de las fechas de celebración, en los temas ritualizados y en la forma de ritualización. De ahí que un número importante de eruditos considere que las diferentes fiestas de invierno son versiones particulares de una única celebración originaria. Es decir, más allá de la diversidad poseen un tronco común. Esta idea se confirma de otro modo en una nueva coincidencia. Y es que las fiestas de invierno son una dramatización sui generis de las relaciones de las personas entre sí y de éstas con la naturaleza y el medio físico en las que se desenvuelven. Las relaciones intergrupales y las relaciones de los grupos sociales con los elementos de la naturaleza representadas en las fiestas de invierno abarcan una serie de ocurrencias coincidentes, como las que a continuación se enumeran. 

Primero, estas fiestas son cíclicas y estacionales. Son fiestas directamente relacionadas con los ritmos biológicos de la naturaleza y con la periodicidad de las actividades agrícolas y pastoriles del mundo campesino. La investigación etnográfica actual nos muestra que lo anterior es más cierto cuanto mayor sea el grado de autosubsistencia económica de la sociedad campesina celebrante.

Segundo, en estas fiestas se advierte una utilización importante de disfraces y máscaras de componente animal. Animales que habitan las montañas y los bosques: caballos, osos, toros, gatos, ciervos y distintos tipos de aves se encuentran entre los más dramatizados. Animales, por lo demás, que deben ser cazados, domesticados o sacrificados. En definitiva, dominados y controlados.

Tercero, y según la fecha de celebración de las fiestas de invierno, pueden distinguirse dos focos festivos principales: el que se concentra entre Octubre-Noviembre y Navidad (bien que no todas las fiestas celebradas en este período pertenecen necesariamente al ciclo de fiestas de Invierno); y el que tiene lugar en torno a los días de Carnaval.

Cuarto, las fiestas de invierno poseen un claro sentido escénico, simbólico y social. Su alta teatralidad proyecta cuestiones socialmente relevantes. En este sentido, muchas fiestas de invierno dramatizan ritos de paso y de socialización en la comunidad rural celebrante. Igualmente, la comensalidad, y el acopio de bebidas y alimentos por parte de algún sector de la población, mediante el establecimiento de rondas de aguinaldos, son elementos repetidos a lo largo de la geografía de estas fiestas.

Al igual que la mayor parte de las fiestas de invierno del entorno europeo y mediterráneo, el carnaval son rites de passage colectivos y estrategias de socialización en el mundo de las relaciones públicas. Junto con la danza, el canto, la máscara y el disfraz, la comida y la bebida juegan un papel central en la consecución de lo anterior.