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Asociaciones de mocerías en Bizkaia

  • Josu LARRINAGA. Sociólogo miembro de EI y EDB.
  • 15 de octubre de 2001

Conclusión del trabajo becado por la Diputación Foral de Bizkaia en el curso 1989-90. Se trata de un estudio profundo acerca de las celebraciones en las que los grupos de jóvenes solteros preparan y desarrollan los festejos comunales.

Al estudiar la conducta organizada, el eminente antropólogo funcionalista Bronislaw Malinowski, establece un listado de tipos universales de instituciones. Donde incluye a la familia, la vecindad, el grupo sexual y de edad, los estigmatizados, las asociaciones voluntarias o de ayuda mutua, las organizaciones profesionales, el estamento social, la estratificación étnica y el contexto cultural o del poder político.

El ciclo vital de la persona a través de las categorías de edad (nacimiento e infancia, niñez, adolescencia y juventud, matrimonios del año, padres y madres de familia, viudos, ancianos y difuntos o antepasados) y sus ritos de paso, entre ellas, suelen presentar una serie de ajustes o desajustes del individuo respecto a las demandas sociales para cada etapa. Por otro lado, a lo largo de los diferentes momentos festivos del año, cada grupo de edad tiene asignados unos papeles concretos a realizar (actos festivos, ceremonias, rituales,...), cuyo objetivo es la repetición o regeneración del ciclo cósmico tan necesario para la continuidad normal de la vida colectiva o incluso, de la misma Naturaleza.

En el presente artículo nos referimos a los grupos de edad y en concreto a las asociaciones de jóvenes solteros o de mocedad que estaban constituidas en grupos informales y de iguales, seminstituidas y actuaban como grupos cuasitotales en el marco del barrio (auzo).

En la etapa juvenil, la conciencia social está muy acentuada, acrecentándose la participación activa en grupos y la lealtad o unidad grupal. Las características de estos grupos juveniles de amistad son variables en el número y en las categorías físicas y sociales de sus componentes, la duración puede ser de relativa permanencia, sus interrelaciones personales sedentarias son frecuentes, y su finalidad se concreta en diversas funciones manifiestas (diversión, amistad, cooperación,...) y latentes (socialización informal). Este proceso de socialización, puede venir por la internalización de los valores e ideales del mismo grupo de pertenencia o por la adquisición de los de otro grupo de referencia.

Consistiendo en un proceso por medio del cual, el individuo internaliza valores socio-culturales de su entorno y que a su vez, adaptan o configuran la propia personalidad a las necesidades colectivas y del hábitat. Todo proceso de socialización, necesita de un conjunto de medios para procurar la identificación social de los componentes a las pautas, normas y valores de una sociedad, que están basados en el control social. Dentro de este contexto cultural, se encuadran los datos obtenidos de nuestra investigación y que a continuación vamos a recapitular:

A los componentes de estas agrupaciones, en la merindad de Busturia (Bizkaia), se les denominaba "saragi mutilek" (los mozos del pellejo de vino) y donde podemos deducir, cierta relación en la forma y funciones con los grupos de "eskota". Estos últimos, hace unos años, eran habituales en ciertas localidades de la Merindad de Uribe (Meñaka, Munguia, Arrieta, Larrauri, Emerando,...) y Durangaldea (en sus fiestas de ermita), donde en agrupación de juventud (denominados de "eskota") se encargaban de comprar un pellejo de vino e invitar a la vecindad.

Las localidades que conocieron en sus fiestas patronales, antes de su desaparición con la Guerra Civil, dichas agrupaciones de "saragi mutilek" fueron Ajangiz, Arratzu, Ereño, Errigoiti, Forua, Gorozika, Lumo, Ibarruri, Kortezubi, Mendata, Munitibar, Murueta, Muxika y Nabarniz. Entre las diversas asociaciones juveniles de cada barrio o pueblo existía una relación de buena vecindad.

Todos los jóvenes asociados eran muchachos solteros que entraban en la asociación hacia los 16 ó 18 años (cuando estrenaban sus primeros pantalones largos) y salían de la misma, al contraer matrimonio o por fallecimiento (es el caso de los "mutil zar").

Dos jóvenes eran los representantes juveniles y a los que denominaban "plaza mutilek" (los chicos de la plaza), este cargo duraba un año y se les atribuían ciertas funciones específicas (cuidar del desarrollo festivo, organizar actividades, relacionarse con las autoridades, administrar fondos, etc.).

Con motivo de las fiestas patronales de la localidad o barrio, esta organización juvenil celebraba una reunión previa donde acordaban la compra de un pellejo de vino, el pago "a escote" de los gastos festivos, organización de otros actos (músicos, colectas, etc.), la admisión de nuevos miembros y la elección o renovación de cargos. Curiosamente el sistema de elección del Fiel Regidor en Bizkaia, presentaba una estrecha relación con los sistemas utilizados (sufragio universal, nombramiento del saliente al entrante, sorteo, rotación del cargo por barrios o caseríos y propietarios recién casados) para elegir los representantes juveniles y algo similar, sucedía con muchas de las funciones atribuidas.

La víspera de fiestas al anochecer, los jóvenes de la asociación trasladaban con gran regocijo el pellejo de vino (zagi edo zaragi) que habían comprado "a escote" en alguna localidad vecina. Este pellejo acostumbraban guardarlo durante las fiestas en el camarote (ganbara) del Ayuntamiento, en un espacio contiguo a la ermita o a la iglesia, en alguna taberna o casa particular, o en el horno (labe) de un caserío. Para terminar con una cena en común (basada, generalmente, en bacalao) y donde se consumía parte del vino festivo.

El día de la fiesta por la mañana, se celebraba una misa en honor del patrono y posteriormente, se organizaban los típicos festejos matinales. Ya por la tarde, reunidos los "saragi mutil" de las diversas barriadas y pueblos de los alrededores, se procedía a celebrar el baile a los sones del tamborilero municipal.

A modo de inciso, indicar que antes de la popularización del baile "a lo suelto" (jota o fandango y arin arin) y "a lo agarra(d)o" (pasodobles, vals, ....) fue costumbre habitual, en las tardes de los domingos y fiestas, el divertirse mediante la ejecución de sucesivas "Soka dantzak" o "Aurresku"s.

En la plaza pública o frente a la ermita, los "saragi mutil" locales iniciaban las "Erregelak" (Las reglas) o "Aurresku de Anteiglesia". La siguiente "Soka dantza" la sacarían los "saragi mutil" de otra localidad que, previamente, la hubiesen solicitado a los "plaza mutil" o a la autoridad municipal y así, según acuerdo consuetudinario, se trataba de conseguir buena armonía entre la juventud de la zona. En muchas de las fiestas de los pueblos de Euskal Herria, a la hora de realizar una "Soka dantza" se manifestaban estas invitaciones recíprocas o sucesiones entre los grupos sexuales, grupos de edad, barrios o localidades. Esto se puede constatar, en tierras del Duranguesado (Garai, Berriz, ....), las descritas en Gipuzkoa por Iztueta (Gizon dantza, Gazte dantza, Etxe Andre dantza, Galaien esku dantza edo Neskatxeen esku dantza) o en el "Iantza luze" entre los distintos barrios de Luzaide.

Esta modalidad de "Erregelak", en la actualidad, siguen vigentes en algunas localidades de la Merindad de Durango (Garai, Berriz, Iurreta, ....) y al parecer, tuvieron su extensión y variante en la zona de Gernika. Referente al tema, Don Segundo de Olaeta indica como más antigua la versión de la zona de Gernika (aunque dice que los de Berriz, bailan la mayoría a ritmo de 5/8, le pudieron imprimir su propia personalidad) ya que coincide el ritmo continuado de 2/4 de la danza con una "soinu zaharra" recogida por Iztueta bajo la denominación de "San Sebastian" (ésta coincide, en cierta medida, también en la letra). En Berriz, los ancianos al cantar con su letra "Erregelak" usaban la melodía de los pueblos cercanos a Gernika. Azkue, al referirse al "Aurresku" señala: "El zortziko, que ahora se toca al principio, antes se tocaba al fin, cuando el aurresku y atzesku bailaban la danza llamada pelea de gallos (oilarruzka). La primera pieza (que hace unos ochenta años se tocaba y hoy debiera tocarse donde quiera) es la música de "Ardoak parau gaitu dantzari"". Y la considera como más antigua que el "Aurresku" conocido en su época, señalando que dicha melodía en Gipuzkoa la tenían como propia de Bizkaia.

Referente a este antiguo (se remonta a principios del XIX o incluso al XVIII) y olvidado "Aurresku de Anteiglesia" o "Erregelak", indicar que su extensión se presenta sobre ambas vertientes del Oiz (Durangaldea y Busturialdea), buena parte de su labor de mantenimiento (en ambas zonas) corrió a cargo de la dinastía de los "Patxiko" de Berriz. Por otro lado, nos encontramos que los agentes de su mantenimiento musical se centra en una serie de "txistulari"s letrados o iletrados y un grupo de antiguos "dantzariak" o "aurreskulariak" que recuerdan la melodía o la asocian con la letra. Todo ello, ha contribuido, en buena parte, a su diversificación paulatina o simplemente, a su deterioro a lo largo del tiempo.

Acabada la realización de cada "Aurresku" o "Erregelak" por los jóvenes de un determinado barrio o municipio, subían al desván junto con las chicas que habían sido invitadas a la "Soka dantza" y tomaban un trago de vino del pellejo (generalmente, a las mozas se les ofrecía el vino rebajado con agua y azúcar) que servían los "plaza mutil". El mismo vino era repartido por ellos, mediante unas jarras (pitxar) y consumido por los asistentes o público en general.

De esta forma tan sencilla y alegre, los habitantes de Busturialdea, celebraban la festiva mañana y tarde patronal. Estas jornadas de fiesta y sus bailes predisponían a posibles noviazgos, relaciones de buena vecindad entre la juventud de diferentes comunidades (en ocasiones, contrariamente, se suscitaban rivalidades), relaciones de la asociación juvenil con autoridades y notables (locales o interlocales) o al cumplimiento de un papel social por la juventud (funcionando como especie de comisión de fiestas y a modo de representantes festivos de la colectividad).

A su vez, estas asociaciones juveniles tenían como función la socialización de sus componentes. Durante el ciclo de edad y con orden al sexo, se van configurando progresivamente las futuras funciones de los jóvenes en el seno de la sociedad rural. Los mozos son preparados en función de su participación activa en la vida familiar, social y laboral de la comunidad. Mientras, a las mozas se las tutela para la responsabilidad en las faenas propias de la "etxeko andre" en la casa, crianza y educación de los hijos, y mantenimiento de las funciones religiosas domésticas.

El grupo de jóvenes a nivel manifiesto es una agrupación de carácter social (organizaban las fiestas , controlaban las posibles desviaciones, eran vigilados y asesorados por los adultos) y a nivel latente propicia el paso a la categoría de los casados (relación entre jóvenes de ambos sexos y matrimonios, necesarios para el grupo social en cuanto a matrimonio fecundo).

Grupo de edad que se encarga del control social y de salvaguardar o definir los límites espaciales del grupo social. Estas asociaciones de jóvenes, establecían relaciones de buena vecindad o rivalidad con otras mocerías de localidades cercanas. Así como relaciones de cordialidad con las autoridades locales o personas relevantes del pueblo.

Los resultados obtenidos, nos dan una idea de las características, sistemas de organización, normativas, funciones y el entorno de las asociaciones de mozos que nos han ocupado.

En definitiva, las sociedades conocidas como tradicionales, han conservado (debido a su estructuración económica y social) elementos culturales de un carácter rígido, estable o de transformación lenta. La cultura campesina o rural en Europa, tratando de evitar su idealización como su menosprecio, se muestra detentadora de la conservación y mantenimiento de un sistema de vida evocador de épocas pasadas, pero con un sentido o significado concreto para cada colectividad en distintos momentos históricos o sociales. Su riqueza y diversidad de aspectos, nos confirman que las formas de vida y creencias de la comunidad tradicional (lo mismo que otro tipo de sociedad) son dinámicas y por lo tanto, susceptibles de evolucionar, transformarse e incluso, desaparecer.