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Kaixarranka

  • Iñaki Irigoien
  • 15 de octubre de 2001

Se describe al principio del artículo la celebración actual de la fiesta y se relaciona con rituales ancestrales benefactores de la pesca. Más adelante se relatan los datos históricos referentes a exhibiciones en la localidad, así como la función que cumplían tales danzas asociadas al cambio de mayordomo o fiel de la Cofradía de Mareantes. La exhibición, por su parte, ha contado con variaciones importantes que se exponen en el artículo. Por último, la danza adquiere su personalidad propia del siglo XX, que se sigue manteniendo.

El día de San Pedro, 29 de junio, es fiesta importante en la vizcaina villa de Lekeitio. Se celebra el día del patrón de la Cofradía que representa a los pescadores y hombres de mar de la misma. Aunque en la actualidad la actividad marinera y pescadora ha decaído, el pueblo sigue celebrando tan señalado día, recordando la importancia que antiguamente tenía el trabajo en el mar para sus habitantes.

Suenan la música y los cohetes desde la mañana, también cuando acompañan a las autoridades a misa y a la procesión que posteriormente se celebra. Procesión en que la imagen de San Pedro es paseada por el muelle y calles de la localidad, destacando el momento en que los porteadores de la imagen, en un determinado lugar del muelle, hacen la mención de tirar el santo al agua. A este hecho la gente le denomina "Kilinkala" y en escritos antiguos se dice que era un ritual de petición al Santo a fin de que proporcionase pesca abundante.

Finalizada la procesión, hacia las doce del mediodía, se arremolina la gente junto a la antigua lonja, donde en una hornacina, adornada con flores, está colocada la imagen de San Pedro. En este lugar, junto a la puerta de la lonja, donde está guardada una vieja arca, en la que figura en su interior una fecha del siglo XVIII señalando el momento en que fue construida, se forma una comitiva de pescadores que toman en sus hombros dicha arca, junto a otros que a sus costados portan remos. Sobre el arca se sube un "dantzari" o bailarín vestido con frac encima de su camisa y pantalón blancos, con "gerriko" o faja encarnada y calcetines blancos. Del calzado, alpargatas blancas, se desprende antes de subir al arca. En una de las manos, la derecha, lleva un banderín rojo con los atributos de San Pedro bordados en oro, y en la otra, el sombrero de copa que correspondería con el frac que viste. Los "txistularis", con sus instrumentos, son los músicos que les acompañarán en todo momento.
El primer desplazamiento de la comitiva es muy corto, solo unos metros hasta colocarse frente a la imagen del Santo que antes hemos mencionado. Aquí el "dantzari", entre "irrintzis" y aplausos de la gente, baila por primera las danzas de la Kaixarranka. Éstas son un zortziko tradicional, que se denomina de San Pedro, un fandango y un arin-arin.

Seguidamente la comitiva, llevando al "dantzari" sobre el arca, se desplaza por entre las calles hasta el domicilio del presidente de la Cofradía. Aquí repite las mencionadas danzas en honor de dicho señor. Después del baile, y tras un pequeño refrigerio, vuelve a formarse la comitiva para trasladarse a la plaza, donde, frente a la casa consistorial, en cuyo balcón se halla algún miembro del Ayuntamiento, y en presencia de muchos vecinos, entre agudos "irrintzis", se baila la Kaixarranka por tercera y última vez. Finalizadas las danzas se retira la comitiva hasta donde se inició la misma. Aquí se deposita hasta el año siguiente el arca que ha servido de plataforma al "dantzari". Este traslado del arca, como explicaremos a continuación, ha tenido gran tradición y significado en el desarrollo de la vida de la Cofradía.

Ultimamente, con posterioridad a la Kaixarranka, se baila una "Soka dantza" o "Aurresku" dirigida por muchachas o mujeres y ofrecida a los hombres que se seleccionan durante su desarrollo. Anteriormente se bailaba el día de San Juan, pero al suprimirse esta fiesta se ha trasladado al día de San Pedro. Su denominación, "Eguzki Jaia" o fiesta del sol, tiene una gran relación con el solsticio de verano y sus tradicionales rituales. En datos de 1682 ya se mencionan estas danzas dirigidas por mozas, además de las dirigidas por hombres, y durante el siglo XIX encontramos pagos municipales que dan fe de su vigencia.

Haciendo un poco de historia sobre la Kaixarranka, o traslado del arca, encontramos referencias antiguas en los documentos de la villa, que nos muestran su desarrollo y transformación a lo largo de los años. Durante el siglo XVI, fecha de las primeras cuentas conservadas, entre otros gastos de la Cofradía, se paga por toros y danzadores para celebrar las fiestas de San Pedro. Los datos más significativos aparecen en un pleito que se mantuvo entre los mayordomos de la Cofradía, que recurren por lo civil al Juez Mayor de Vizcaya, y el Vicario de la Iglesia, apoyado éste por el Obispo de Calahorra. El motivo es la denuncia por parte del Vicario del uso de ropas y elementos eclesiásticos por los miembros de la Cofradía en las fiestas en honor de su Santo Patrón, realizando con ellos ceremonias civiles y de legos. Este pleito nos permite conocer por medio de los escribanos y testigos la forma que adquiría el traslado del arca a principios del siglo XVII. Los datos que aporta son referentes a los años de 1605 a 1607.

Las fiestas y ceremonias comenzaban el día de San Juan a la tarde, en que los Cofrades marineros acudían, en forma de procesión, juntamente con el Cabildo Eclesiástico y Civil, a una zona denominada "Aurio", junto al humilladero que estaba a la entrada de la villa, donde se trataba el modo y forma que habían de adquirir las fiestas y regocijos en alabanza de San Pedro, patrón de los marineros. Aquí se bailaban danzas de hombres y mozas, como ya se ha indicado. Vistas estas danzas, y de la misma forma que se había ido, se volvía hasta la "nasa" y muelle del puerto.

Posteriormente, la víspera de San Pedro, se nombraban a los danzantes y a las personas que habían de representar a los apóstoles. Éstos últimos eran cofrades mareantes y representaban a San Pedro, San Juan y San Andrés. Todos ellos, desde dicha víspera y hasta el dos de julio participaban en procesiones, acompañamientos y visitas a autoridades y vecinos, danzando por entre calles y en la iglesia o sacristía.

Un testigo del pleito manifiesta que dichos días vio como "andaban danzando unos marineros con sus espadas desnudas en las manos y cascabeles en las piernas y traían por retaguardia a tres hombres". El que iba en el centro con una capa de coro, una llave grande en la mano, cubierto el rostro con una máscara y en la cabeza una insignia papal a manera de mitra. Los dos de los costados con unas casullas de damasco puestas como sacerdotes, en las manos unos cetros de palos, también enmascarados y en las cabezas unas diademas.

Los marineros danzantes, según varias declaraciones, eran más de veinte, con un guía o primero de la danza y bailaban al son de la música de los tamborileros. Danzaban en muchos momentos de las fiestas, aunque el más solemne era cuando se realizaba el traslado del arca que contenía los documentos y bienes de la Cofradía. Según un testigo no iban "sino papeles viejos, causados de pleitos que han tenido y ordenanzas de los cofrades". Ésta es llevada de casa del mayordomo viejo hasta la del mayordomo nuevamente nombrado. Nombramiento que era realizado todos los años por dichas fechas.

La descripción de este traslado la tomamos del escribano Cristóbal de Amezqueta que en 1608 levantó acta de la ceremonia que se celebró el día 30 de junio de dicho año. Entre otras cosas, dice lo siguiente: "como a las tres horas después del mediodía, los cofrades mareantes desta dicha villa con sus danzantes y con ellos los dichos mayordomos nuevos y viejos, juntamente con la Justicia y oficiales del Regimiento desta dicha villa y los mas hombres hondrados della y otros que vinieron de fuera parte, con sus danzantes y tamborín y bandera de la dicha villa", fueron a la casa del mayordomo pasado, "y estando la dicha caja en la calle, los mancebos le tomaron acuestas y sobre ella subió un hombre con su latria pontifical en la cabeza y una máscara de semblante de hombre anciano en su rostro y un manto a modo de los de la iglesia acuestas y una llave dorada en su mano y de esta manera, yéndole acompañando otros dos hombres a los dos lados de la dicha arca, que también representan a San Andrés y San Juan, con sus máscaras y capas como los de la iglesia, llevaron la dicha arca, con los dichos tamborines y danzantes y enmascarados y algunos hombres disfrazados, corriendo por las calles con cuartagos y tirando algunos arcabuces". De esta manera iban por las calles hasta la casa del mayordomo nuevo, donde era depositada.

Los danzantes de espadas iban delante, con mucho aplauso de las gentes, como solían ir acompañando al Santísimo en las procesiones solemnes, siendo la del Corpus Christi otro de los días en que también participaban. La figura que representaba a San Pedro destacaba en la procesión e iba echando bendiciones desde encima del arca y, según testigos, "muchas gentes de poco saber e ignorantes se arrodillan viéndolos pasar por las calles dándose golpes en los pechos". Es decir, se comportaba como si fuese dicho Santo.

En acta de escribano posterior, de 1655, sobre el arca parece que iba la imagen de San Pedro en lugar de la persona disfrazada. En un dictamen emitido dicho año se recoge que la Cofradía puede hacer su procesión tanto "con su bulto de madera o con hombre revestido con casulla y mitra echando bendiciones".

La participación de los figurantes con capas y caretas finaliza en 1682. Este año se da una protesta del Mayordomo Prior del Cabildo porque en la procesión van los dichos figurantes de San Pedro, San Juan y San Andrés "inmediatos al cabildo y entre él y la imagen de San Pedro". Ésta debió ser la forma de participar durante dicha época, con la imagen sobre el arca y los figurantes a pie, y también el último año en que salieron éstos. El Obispo, vistas las alegaciones, mandó que no "usen los seculares de capas pluviales, ni diademas, ni cetros yendo con carátulas".

Otro Obispo, D. Pedro de Lepe, famoso por convocar un Sínodo diocesano en Logroño y redactar unas Constituciones Sinodales en 1698 que pretendían separar las actividades eclesiásticas de las civiles, prohibiendo a los clérigos participar en estas últimas, al visitar Lekeitio, en el auto de visita que dejó en 1690 en el libro de fábrica de su parroquia, no menciona la existencia de estos figurantes y manda "que la dicha arca no se lleve en ninguna función de procesión ni se ponga en la iglesia de peana del santo", así como, "el cabildo eclesiástico de la villa no permita entre la dicha arca en la iglesia". Este mandato termina con el traslado procesional del arca de la Cofradía, con pompa y solemnidad y con participación del cabildo eclesiástico. Posteriormente parece que se hizo por separado el traslado civil del arca y la procesión eclesiástica de San Pedro, cosa que estuvo unida durante muchos años. En la actualidad se realiza en momentos distintos, como ya se ha indicado al principio.

Años más tarde, en una descripción de Lekeitio a la que se le da fecha de 1740, se indica como finalizada en 1690 la forma anterior de la fiesta con participación de los figurantes. Menciona la existencia de dicha danza de espadas y encima del arca el bulto de San Pedro.

Es en el año de 1822, en unas Instrucciones para el buen Gobierno de los Señores del Ayuntamiento, cuando se destaca que sobre el arca va un hombre o mozo bailando. Ésta es la primera referencia que hemos encontrado sobre la forma actual de realizar la Kaixarranka: "un hombre o mozo bailando con una bandera en la mano".

La segunda vez que durante el siglo XIX hemos encontrado mencionada la danza es en una ampliación que el señor Azcarraga Regil hace a la "Historia de Vizcaya" de Juan Ramón de Iturriza y Zabala. Se publicó en 1885 y el añadido del Sr. Azcarraga nos presenta la imagen de San Pedro sobre la puerta de entrada a la villa que aún quedaba en Arranegi y al hablar sobre ella recuerda la fiesta "conocida con el nombre de Cacharranca, que quiere decir baile sobre el arca". Esta se celebra el 30 de junio. El Ayuntamiento en Corporación, vestidos los concejales de frac, procesionalmente, van a buscar la caja a casa del mayordomo saliente y, llevándola a hombros de cuatro mozos robustos, van hacia el arco-portal donde se encontraba dicha imagen y en presencia de la misma "un bailarín danza sobre el arca, de cuyo baile procede indudablemente el nombre que se da a esta fiesta". Después continua la procesión con la misma solemnidad en dirección de la casa donde vive el mayordomo entrante y en ella se deposita el arca, sobre el cual no deja de hacer piruetas y danzar el bailarín durante el trayecto.

Al derruirse dicha puerta la imagen se trasladó al lugar en el que actualmente se encuentra, en una hornacina de la vieja lonja de los pescadores, donde se baila la primera vez en honor del Santo Patrón.
Después de haber intuido lo que pudo ser el ritual del traslado del arca durante el siglo XVII y anteriores, lleno de personajes, pompa y solemnidad, con participación de todo el vecindario, realizando una auténtica procesión eclesiástica y civil, observamos que hemos pasado a una nueva situación mucho mas sencilla, sobre todo en su solemnidad y participación. Lo único que queda es la espectacularidad de la danza sobre el arca, auténtica joya de nuestro folklore, y los símbolos portados por el dantzari en recuerdo de otras épocas en la historia de la villa y del Santo Patrón de su principal institución económica, la Cofradía de Mareantes de San Pedro.