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Música tradicional. La txalaparta

  • Josu GOIRI
  • 15 de octubre de 2001

Comienza el autor describiendo los golpes y sonidos del instrumento. A continuación apunta el origen simbólico que pudiera tener, así como su evolución a lo largo de la historia, los materiales que se han utilizado y la situación actual en que se encuentra.

La Txalaparta es un instrumento de percusión vasco. Un tablón colocado horizontalmente es percutido por dos personas colocadas una frente a la otra. El material utilizado es la madera. Cada uno de los que tocan, es decir, de los txalapartaris, reproduce un ritmo diferente, alternándose a la hora de tocar. Uno de los txalapartaris toca el txakun, consistente en repetir con dos golpes su onomatopeya, repitiéndolos hasta el final de lo que se toca, que en euskera se denomina joaldia. El otro ritmo es repetido por el otro compañero en el silencio que la alternancia le deja para tocar, el denominado herrena (en euskera cojo), tocando dos golpes, uno o dejándolo sin tocar.

Así los dos ritmos interaccionan entre sí, creando diferentes combinaciones al tocar. Existe una creencia popular en torno a la txalaparta, usada como medio de comunicación. No hemos podido corroborar esto último con los últimos informantes que quedaban (los hermanos Zuaznabar y Goikoetxea), pero seguramente la txalaparta hablaba entre los montes.

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No obstante se han mencionado diferentes llamadas semejantes a las usadas por las campanas. Lo anteriormente escrito desarrolla en el herrena la llamada de la sidra, tocada con un golpe, usándose dos golpes para llamar a la fiesta una vez de terminado el trabajo de la misma. Llamadas a fuego, muerte o fiesta eran también utilizadas. En el juego de golpear el txakun es el equilibrio, que el cojo trata de desplazar de su centro.

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Al final del toque que se iniciaba con las llamadas, o algunas estructuras, y después de jugar con los desequilibrios, un doble txakun, es decir un txakun también en el herrena ponía a galopar el caballo para terminar con un irrintzi, grito semejante al relincho. La reproducción del caballo nos lleva el origen de la txalaparta al inicio de los tiempos en que el primitivo dibujaba los caballos en las cuevas. Se cree que este animal lleva el alma de los muertos y les ayuda a elevarse. El cuerno es tocado también al inicio y al final, creando una envolvente de sonido entre los que escuchan.

La txalaparta está muy unida al entorno rural y hasta hace poco a la tradición oral no escrita en partituras. Lo que se iba a tocar se cantaba con la onomatopeya txakun, para dos golpes y txan para uno. Después en un tablón se reproducía ese registro hablado. La afinación la daba la voz y la resonancia del material con el entorno.

Del entorno del bosque saca la txalaparta la madera para hacer el tablón y las makilas (bastones de percusión). Aliso, castaño, fresno y acacia eran las maderas más usuales para hacer un tablón de 2 metros de largo por 18 cmts. de ancho y unos 7 de grosor. Los palos eran de fresno, roble y haya, con una largura de 55 cmts. y 5 cmts. de ancho en la semiesfera de abajo, quedándose en 3 cmts. en su ancho de la parte superior. 

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Otros materiales como el cerezo, el tejo o el avellano también se utilizaban, pero los mencionados eran los más habituales.

En los años 60 eran pocos los txalapartaris llegando hasta nuestros días los hermanos Zuaznabar y Goikoetxea como ejemplo para las siguientes generaciones de txalapartalaris. De la zona de Astigarraga, Andoain y Lasarte la txalaparta se ha extendido por toda Euskal Herria, llegando a Bizkaia principalmente por grupos de danzas.

El Bizkai Folklor Elkartea, y los grupos de danzas Beti Jai-Alai y festivales como los organizados en Basauri, crearon los primeros txalapartaris. Grupos como Kontraplas en Arrigorriaga, Etsak Etsi en Galdakao, Zugarramurdi en Sestao y Hala Dzipo en Barakaldo, por mencionar algunos, crearon una corriente con muchos de los txalapartalaris que tocan actualmente en Bizkaia.

Fiestas de txalaparta en los barrios bilbainos de Recalde o en Santutxu, junto con el organizado en Sestao, crean unos encuentros muy interesantes entre txalapartaris, aunque la cita por excelencia, de momento, es la segunda semana de mayo en la Txalaparta Festa de Hernani (Gipuzkoa). La txalaparta ha alcanzado una gran difusión y el disco de Kepa Junkera 'Bilbao Hora Cero", ha llevado sus sonidos a las partes más lejanas del mundo. El grupo Oskorri ya la había introducido antes, junto con la batería de Angel Celada.

En esta evolución de la txalaparta, el único tablón que antiguamente se ponía, se acompaña de otros muchos para acompañar a otros instrumentos como la trikitrixa.

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En la txalaparta antigua sólo se percuten en el tiempo para cada txalapartari dos golpes como máximo, actualmente se introducen más, siendo esta característica y la innovación en el material (más de una tabla) las que definen la evolución de la txalaparta moderna.

La txalaparta se ha afinado para tocar con otros instrumentos. El antiguo tablón de muchos nudos, imposible de afinar, se sustituye por maderas sin nudos, como las traidas del trópico, elondo, sapeli, iroco, etc. Materiales como el metal se introducen, recogido de otro instrumento como es la tobera. La piedra y el mármol se introducen como búsqueda del origen de la txalaparta.

El entorno más ruidoso crea otras búsquedas y nuevas utilizaciones que enriquecen a un instrumento que recoge lo más primitivo y lo más moderno cuando se ha tocado con orquesta u otros instrumentos y otros entornos al que generaron su aparición. Antiguamente la txalaparta se tocaba en ambientes festivos del trabajo de la sidra, en San Juan o en funerales. Los txalapartaris comentan que se da una necesidad de tocar estos ritmos que se alternan creando en el cuerpo un balanceo equilibrante. El tocar dos o menos golpes pone la lateralidad del cuerpo en práctica. La percusión no se realiza con el movimiento de muñeca como es lo habitual, sino que es de arriba a abajo y al revés, con el movimiento de los brazos. No es de extrañar que uno de los ritmos se denomine cojo, en este juego de equilibrios, donde la acción de tocar, jo o golpear, en euskara, denota un movimiento de energías que se pone en práctica cuando se toca.

En este instrumento simple, la mentalidad vasca creaba y crea una serie de búsquedas. El jo o golpear abre un espacio en que, de forma ritual o como simple juego, se experimenta esta danza de energías entre dos personas. Además el usar materiales del entorno posibilita resonar con él y permite integrar al grupo.

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Esta riqueza interior da un sentido profundo a lo que se toca y conecta a los que lo tocan con lo más sagrado de sí mismos y de la tierra.

En los últimos tiempos la txalaparta ha abierto sus fronteras y su sentido profundo se ha tocado en otros sitios fuera de Euskal Herria. Esperemos que este instrumento con profundas raíces se una con las ramas de muchos árboles por todo el mundo.

Más información:

  • Libro de txalaparta del autor en idiomas castellano, francés y euskara.
  • Cuadernos publicados por la Escuela de Txalaparta de Hernani.
  • Vídeos de la Txalaparta Festa de Hernani.