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Bizkaiko Dultzaina

  • Jabi Santamaría
  • 15 de octubre de 2001

Conocemos como Bizkaiko dultzaina, o dultziña (en castellano dulzaina) un instrumento aerófono de doble lengüeta, de longitud total aproximada de 40 cm incluida la boquilla), y que ha sido tradicionalmente tocado en Bizkaia y Gipuzkoa. Se conocen, además, en Euskal Herria, otras variantes de instrumentos de doble lengüeta: la Gaita, tocada en Araba y Nafarroa (y consecuentemente apellidada "alavesa" o "navarra"), y la Txanbela, que se tocaba en Zuberoa.

Apartados:

El Instrumento

El entorno social

Los hombres

Declive de la dulzaina en el siglo XX

Situación actual y perspectivas de futuro

El Instrumento

La dultzaina consta de dos partes diferenciadas: el tubo sonoro, y la boquilla.


La dulzaina

El tubo sonoro

De forma cónica, tiene una longitud media total de 330 mm, consta de 6 agujeros en la parte superior (aunque algunas de las dulzainas fabricadas por Jose Sudupe "Montte" , de Azkoitia tienen, a semejanza de la Gaita Navarra, un agujero más), y uno en la parte inferior. También tiene 2 agujeros más grandes cerca del extremo inferior, llamados "aires". 

El material con que está fabricado el tubo sonoro es generalmente latón, bien sea sin recubrimiento (lo que nos da unas dulzainas rojizas), o con un baño de cromado, niquelado o plateado (de lo que resultan dulzainas plateadas). Se han hecho también dulzainas de otros materiales (en concreto, Jose Sudupe "Montte", de Azkoitia, las hacía de acero inoxidable y de madera), si bien las de acero tenían un acabado más imperfecto debido a la menor moldeabilidad del acero inoxidable con respecto al latón. 

Si bien según indican algunos folkloristas podemos suponer que anteriormente a las dulzainas metálicas existirían en Bizkaia y Gipuzkoa dulzainas de madera, hay que indicar que, en lo que respecta a los dulzaineros tradicionales del siglo XX en Bizkaia, todos ellos han tocado con dulzaina metálica, e incluso, aquellos que han tenido dulzaina de madera, ésta ha sido siempre comprada o traída de la zona de Estella (Navarra), cuna de renombrados gaiteros.

La boquilla

La boquilla es el elemento más importante de la dulzaina, ya que es aquél en que se produce el sonido, que será posteriormente modulado y amplificado en el tubo sonoro. Consta de dos elementos: el tudel (o "taudel", como es conocido por los dulzaineros de Orduña), pieza metálica de unos 4-5 cm de larga, y de forma cónica, cuya parte ancha sirve de unión con el tubo sonoro, y en su parte estrecha, que está achatada, y se ata la "fita" o pita, el segundo elemento de la boquilla.

Boquilla tradicional, con el atado de hilobala

La fita es el elemento que vibra, es la doble lengüeta. Esta fita se hace principalmente de caña, aunque tenemos referencias de la utilización de otros materiales (madera de sauce o de avellano, hueso de ave, cuerno). Hay incluso una variante muy original: un carpintero de Basatxu (Cruces-Bizkaia) hacía la boquilla completa de caña, y de una pieza (tudel más fita).

La afinación

La dulzaina vizcaina está afinada normalmente en Do brillante (punto situado entre el Do natural y el Do sostenido), aunque actualmente se construyen afinadas en Do natural, lo cual facilita su incorporación a conjuntos instrumentales.

DIGITACIÓN DE LA DULZAINA

La digitación de la dulzaina es similar a la de la flauta dulce, en lo que respecta a los sonidos naturales:

En cuanto a las alteraciones, si bien se puede utilizar el método de la «tranquilla» (consistente en abrir agujero superior a la nota que se quiere obtener, cerrando al mismo tiempo el de la nota que le precede inmediatamente), el resultado hay que reforzarlo mediante modificación de la presión sobre la boquilla.

Incluso se pueden conseguir las alteraciones trabajando unicamente la modulación de la boquilla, si bien ello requiere una educación auditiva y un gran dominio de la embocadura por parte del ejecutante.

Hay que indicar que los dulzaineros tradicionales han tocado siempre en tonalidades "sencillas", con pocas o ninguna alteración (DoM, SolM, FaM, Lam, y en casos excepcionales, en Dom). Con respecto a la extensión de la dulzaina, podemos considerar que se divide en dos partes: La primera parte, del Sol4 al Sol5, cuyos sonidos se obtienen destapando agujeros consecutivos, y del La5 al Do6, sonidos para los cuales hemos de reforzar la presión de aire sobre la boquilla para conseguir, con la misma posición, el salto de octava.

Pues bien, esta división, que ha sido llamada por los dulzaineros vizcainos de diferentes maneras: tocar "por los altos"o "por los bajos", "los delgados" y "los gruesos" (debido al volumen de sonido en cada zona), etc., ha sido entendida igualmente como una forma de discriminar a los dulzaineros, habiendo oído en repetidas ocasiones: "Ese era un medio dulzainero, no tocaba más que por los bajos", y los dulzaineros que sabían tocar "por los altos" guardaban celosamente su secreto de cómo conseguir estos sonidos adicionales.

El entorno social

Un poco de historia

Las primeras noticias escritas en las que aparece el nombre de dulzaina son recientes (en 1.741, en la localidad de Arretxinaga (Bizkaia), aparece un pago a Manuel de Bustrin "por su salario de tanbolitero y dulzana".

Anteriormente se encuentran otras referencias, pero con la denominación de "gaita" (nombre con que se conoce el instrumento de doble lengüeta en Navarra y Alava), quedándonos la duda de si se trata de la dulzaina, u otro tipo de instrumento (hay que tener en cuenta que el nombre de gaita se ha utilizado y se utiliza actualmente, depende de las zonas de la geografía ibérica, para denominar instrumentos de doble lengüeta con o sin fuelle, flautas de pico, albogues o zanfoñas).

Es probable incluso que la introducción de la denominación "dulzaina" fuera generada por un deseo o necesidad de caracterización específica del instrumento, frente a la denominación general de gaita usada anteriormente.

El hecho de que las referencias escritas sean escasas es normal, y viene determinado por la función social ejercida por este instrumento.

La dulzaina no ha sido un instrumento oficial de los Consistorios, es decir, cuando había que contratar instrumentistas en Bizkaia, se contrataban tamborileros (actualmente denominados txistularis), de los cuales se encuentran amplias referencias de pagos. En la organización de las romerías, eran los asistentes los que pagaban a los músicos, como veremos más adelante, no quedando ninguna referencia escrita.

Asímismo, su calidad de músicos no debía de ser considerada como suficiente, a juzgar por los detalles siguientes:

  • en 1828 llegaron a Durango el Rey de España Fernando VII y su esposa Amalia de Sajonia. Para los festejos que tuvieron lugar, se trajo un grupo de dulzaineros de Gipuzkoa.
  • En las Fiestas Euskaras de Gernika, año de 1888, el premio de dulzaineros quedó desierto. Participó "un dulzainero de Aulestia pero no se le consideró acreedor al premio".

El dulzainero y sus acompañantes

Aunque siempre nos referimos al dulzainero, no hay que perder de vista que la dulzaina ha ido acompañada por otros instrumentos y personajes que detallamos a continuación:

  • Dulzainero (dultzaineroa): siempre en singular. En algunas ocasiones han tocado dos dulzaineros, pero alternándose, y, aunque conocedores de la forma de realizar un dúo, rara vez lo han practicado por la compenetración que exige y afinación de los instrumentos y fitas. 
  • Tamborrero (danborreroa): acompañante del dulzainero. Es personaje obligado, que junto con el dulzainero, compone el grupo mínimo de ejecutantes.
  • Panderetero/a (panderujolea): tenemos referencias de que, en ocasiones, el dulzainero tocaba con uno o varios pandereteros, aunque éstos solían ser gente que se "arrimaba" al dulzainero en el curso de la romería.
  • Bertsolaria: tanto la jota como la porrusalda (danzas de romería que han llegado a nuestros días) llevan una parte denominada "Kopla", porque en ella se cantaban unos versos que tienen la estructura así denominada. Estos versos, aunque suelen ser cantados por el panderujole, en algún caso corrían a cargo de una persona diferente, quien, al estilo de los bertsolaris, improvisaba estas "coplillas" en función de la situación.
  • Acordeonista(trikitilaria): en algún grabado y fotografías aparece un dulzainero tocando conjuntamente con un trikitilari. Dadas las diferencias de afinación de ambos instrumentos, esta situación se daría en casos aislados, siendo en general estos dos instrumentos competidores en las romerías.
  • Cobrador (kobradorea): figura fundamental en el entorno de los músicos populares y las romerías, estas personas eran las que cobraban a las parejas que bailaban, una cantidad por baile (que a principios de siglo era de un "txakur txiki", o perra chica (5 céntimos), pasando posteriormente a cobrar un "txakur haundi" o perra gorda (10 céntimos).

Las romerías

En toda ermita, por muy pequeña que fuera, coincidiendo con el Santo o Santa de su advocación, se celebraba una romería, a la que acudía la gente del entorno, e incluso gente de localidades más alejadas, en el caso de las romerías de renombre.

Los músicos populares (dulzaineros, acordeonistas, violinistas, …) se acercaban igualmente a la romería, ya que era para ellos una fuente importante de ingresos. En algunos casos, la colocación de los músicos estaba regulada por el alguacil (representante de la autoridad local), aunque es probable que en otras ocasiones los músicos mismos fueran los que eligieran el lugar más de su gusto para tocar, en función de los sitios disponibles y no ocupados por otros músicos que hubieran llegado antes.

Algunos dulzaineros utilizaban técnicas variadas para colocarse un poco más elevados, y poder ser vistos, y a su vez ver bien y controlar a los que bailaban (colocarse en un pequeño promontorio, encima de un banquillo o barrica de vino, …).

Una vez que los músicos empezaban a tocar, se formaban los "corros" o círculos de gente alrededor de ellos, en los cuales se bailaba. Según bailaban, los cobradores realizaban su labor de irse acercando a los chicos de las parejas, y exigirles el pago convenido por el baile (el pago era por "saio", que comprendía la jota, la porrusalda y la martxa). Una vez finalizada la romería, que en ocasiones podía durar 4 ó 5 horas, se reunían en la taberna el dulzainero y sus acompañantes, para proceder al reparto de las ganancias.

Repertorio musical

El repertorio musical de los dulzaineros vizcainos (por lo menos, lo que ha llegado a nuestros días) son los bailables utilizados en las romerías, que eran fundamentalmente tres: La jota (de ritmo ternario), la porrusalda (de ritmo binario), y la martxa (en compás de 6/8).

Asímismo, se han tocado con la dulzaina gran cantidad de pasodobles. Las melodías, en su gran mayoría, se ejecutan en tonalidades "naturales" para la dulzaina, es decir, DoM, Lam y Sol M, habiendo algunas en FaM (si bien el Sib que le corresponde tenía un resultado no muy afinado), y algunas raras en Dom, en las cuales el Si, Mi y Lab se conseguían con la misma digitación y jugando con las posibilidades de modulación de la boquilla.

Tanto la jota (de ritmo ternario) como la porrusalda (de ritmo binario) se componen de una sucesión de tres partes, las dos primeras de 16 compases (normalmente 8 repetidos dos veces), y una tercera de mayor duración, denominada "Kopla", "Baltseo" o "Agarraue".

En esta parte, en la cual se cantaba unos bertsos de la forma Copla (de ahí su denominación "Kopla"), la música se ralentizaba y se bailaba a la forma del vals ("Baltseo"), es decir, dándose las manos la pareja, a lo agarrado ("Agarraue"). 

Durante la dictadura del general Primo de Rivera (1923 - 1930) se prohibió el "agarrao", lo cual restaría un aliciente importante a las romerías, como es el contacto entre sexos.

Las músicas que se pueden escuchar corresponden a las melodías interpretadas en Iurreta, durante el Trikitilari Eguna, el 4 de Octubre de 1981, por el dulzainero Simeon Iragorri (Usansolo).

MARTXA / PURRUSALDA / JOTA 

Los dulzaineros vizcainos han tocado siempre de oído, habiendo aprendido de otros dulzaineros. El repertorio se iba aumentando mediante transmisión oral, fijándose en las piezas que tocaban los otros músicos en las romerías, para ensayarlas particularmente y después poder tocarlas en las próximas romerías ellos mismos. Ello ha hecho que cada dulzainero haya incorporado su aportación personal a las melodías aprendidas, de forma que una misma línea melódica ha dado lugar a diversas interpretaciones.

Los hombres

Dulzaineros

Los dulzaineros han sido siempre personas relacionadas con el mundo rural, de profesión pastor o carbonero, principalmente, oficios que dejan mucho tiempo libre para practicar el instrumento, y fabricar las fitas, elemento indispensable, de difícil realización, y que requiere tiempo y tranquilidad.

Con respecto a los fabricantes de dulzainas (dejando aparte a los constructores actuales), la mayor parte de los dulzaineros vizcainos tocaban con dulzainas de JUAN PRADERE-DURANGO. Aparte de ellos, JOSE PRADERE, hermano del anterior y afincado en Mondragon (Gipuzkoa), Jose Sodupe "Montte", de Azkoitia (Gipuzkoa), y Egiguren, de Azpeitia (Gipuzkoa), han sido otros constructores, cuyas dulzainas apenas han llegado a Bizkaia. Estos constructores (a excepción de "Montte") fallecieron a principios de siglo, dando lugar a una escasez de instrumentos, por lo cual los dulzaineros se agenciaban las dulzainas mediante compra-venta de las existentes, llegándose en otras ocasiones a fabricar copias a partir de un original.

Entre los dulzaineros más antiguos de que hemos tenido noticia, podemos citar: Gillermo Alberdi "Aiusti" (hacia 1870-hacia 1930), natural de Aulestia (Bizkaia), aunque vivía en Bilbao. Demetrio Artetxe (1887-1933), natural de Zornotza (Bizkaia) y afincado en Bilbao. Ha sido el maestro de varios dulzaineros de la generación siguiente. Dulzainero de gran complexión física, tocaba con un gusto y una facilidad extremas. Julian Azurmendi "Katxarrero" (1885-1930), de Abadiño (Bizkaia). Denominado así porque su suegro era cacharrero (calderero). Estuvo en América con él ejerciendo este oficio, pero regresó enseguida, dedicándose a lo que le gustaba de verdad, que era la dulzaina. Vidal Muguruza (1884-1966), de Orduña (Bizkaia). Padre del dulzainero Iñaki Muguruza y coetáneo de Demetrio Artetxe, de quien era un gran admirador, habiendo coincidido frecuentemente con él en Bilbao, donde estuvo trabajando como guarda municipal.

Juan Aiesta (Bedia, 1893-1988) y Simeon Iragorri (Usansolo, 1903-1991).Fotografía realizada en julio de 1983.

Posteriormente a ellos, ha habido gran cantidad de dulzaineros, en todas las regiones de la geografía vizcaina, algunos de los cuales habían tocado en las romerías en su juventud, mientras que otros unicamente han tocado para disfrute personal o de sus amigos.

Dultzainagileak

Los dulzaineros han sido siempre personas relacionadas con el mundo rural, de profesión pastor o carbonero, principalmente, oficios que dejan mucho tiempo libre para practicar el instrumento, y fabricar las fitas, elemento indispensable, de difícil realización, y que requiere tiempo y tranquilidad.

Marca Juan Pradere - Durango en una dulzaina

Con respecto a los fabricantes de dulzainas (dejando aparte a los constructores actuales), la mayor parte de los dulzaineros vizcainos tocaban con dulzainas de JUAN PRADERE-DURANGO. Aparte de ellos, JOSE PRADERE, hermano del anterior y afincado en Mondragon (Gipuzkoa), Jose Sodupe "Montte", de Azkoitia (Gipuzkoa), y Egiguren, de Azpeitia (Gipuzkoa), han sido otros constructores, cuyas dulzainas apenas han llegado a Bizkaia. Estos constructores (a excepción de "Montte") fallecieron a principios de siglo, dando lugar a una escasez de instrumentos, por lo cual los dulzaineros se agenciaban las dulzainas mediante compra-venta de las existentes, llegándose en otras ocasiones a fabricar copias a partir de un original.

 

Declive de la dulzaina en el siglo XX

A pesar de la importancia que tuvo este instrumento a principios de siglo, a lo largo del mismo ha vivido una situación de declive progresivo, de la que aún no ha salido, y que ha estado determinada por los siguientes factores, entre otros:

  • Fallecimiento de los constructores de dulzainas PRADERE, sin que surjan otros nuevos. La consecuencia directa de este hecho es la escasez de instrumentos, que debían procurarse mediante compra-venta o trueque a alguno que disponía de una de ellas (a veces, se ha llegado a cambiar una dulzaina por una botella de vino).
  • Introducción del acordeón diatónico, o "trikitrixa" en las romerías. Este instrumento, de mayores posibilidades musicales que la dulzaina, comienza a quitarle terreno a ésta.
  • La guerra civil supone un corte importante en lo que se refiere a la dulzaina. Hay muchos instrumentos que desaparecen, acentuando más el problema indicado en el primer punto. Asímismo, a partir de este momento hay muchos dulzaineros que dejan de tocar.
  • Van cambiando los hábitos de romerías, pasando a los conjuntos instrumentales (Jazz-Band) que desplazan a los instrumentos anteriores, entre ellos la dulzaina.

Situación actual y perspectivas de futuro

Hoy día, la desaparición de las romerías, el cambio de las formas de diversión, el fallecimiento de la gran mayoría de los dulzaineros tradicionales, y la popularización de la gaita navarra, hace que la dulzaina vizcaina se encuentre sin un hueco en donde desarrollar su tarea.
Las perspectivas actuales de recuperación de la dulzaina vizcaina se basan en desarrollos en direcciones diferentes:

  • mantenimiento del repertorio transmitido por los dulzaineros tradicionales.
  • construcción de instrumentos afinados, con fitas mejoradas.
  • integración de la dulzaina en conjuntos instrumentales, con repertorio de tipo folk u otros.
  • integración en otros actos folklóricos, como por ejemplo actuaciones de los grupos de danzas, pasacalles de gigantes, concentraciones de tañedores de gaita-dulzaina.

Cualquier desarrollo de la dulzaina vizcaina debe tener en cuenta su historia, si bien el anclarnos en el pasado puede suponer la fosilización del instrumento. El equilibrio entre estas dos posturas complementarias permitirá definir lo que va a ser la dulzaina del siglo XXI.

 El Autor de este artículo, tocando la dulzaina acompañado de "trikitrixa", tambor y panderete, en el "trikitilari eguna" de Iurreta (2 de octubre de 1994).