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Historia y geografía

  • 15 de octubre de 2001

Un Pueblo sin historia es un Pueblo sin cultura. La Cultura, con mayúsculas, sí, de un Pueblo, es el conjunto de creencias, de dichos, de actividades lúdicas y formas de emprender el trabajo, y de acabarlo, son las relaciones sociales y de parentesco, es el arte mueble e inmueble, las construcciones defensivas, las viviendas, las señas de identidad y los límites de las mismas, es el que hacer cotidiano en todas y cada una de sus manifestaciones, por mínima e ínfima que ésta parezca ante los ojos del extraño.

Pero un Pueblo, y su Cultura, va cambiando con los tiempos, asume nuevas formas, rechaza otras, justifica sus actividades, critica las extranjeras, renueva repertorios, prohibe espectáculos, desarrolla rituales y otras mil formas de expresión a lo largo de su historia.

Acercarse así a las raíces, no sólo históricas, sino también simbólicas, de una población, conlleva la comprensión de su posición en la Historia, y el estudio de sus coreografías, la inmersión en su mundo imaginario lo mismo que su ubicación geográfica.

Una danza, lo mismo que un canto, una poesía o cualquier otra expresión artística, puede parecernos más o menos bella en su ejecución, pero una investigación más precisa nos ha de llevar a intentar adentrarnos en su ser más íntimo, en la necesidad misma de expresión del danzante en su momento más personal e importante.

Nuevamente éstas ideas conllevan analizar de manera pormenorizada el entorno, el contexto social, en que se desarrolla. Si una misma danza puede expresar, como dijera Mircea Eliade en El Mito Del Eterno Retorno, tanto la felicidad como el llanto, la vinculación con el más allá, o, por el contrario, las relaciones más profanas, lo cierto es que tales significados deberán establecerse, también, en función del momento en que surge, o en el que se exhibe. Un pueblo eminentemente marinero, como pueda ser Lekeitio, comprobará funciones orientadas al Océano, mientras otras, como la montañosa Lanestosa, encontrará rituales propios de las sociedades agrícolas y pastoriles; la ubicación fronteriza del Duranguesado y de Xemein quizás haya dado lugar a muestras de virilidad, si bien tampoco puedan descartarse otras interpretaciones.

Estudiar, así, el terreno, la ubicación dentro del territorio, las relaciones políticas y humanas con las poblaciones vecinas, su historia, el conjunto de creencias, mitos y rituales, nos va a permitir acercarnos más profundamente al propio sentir del Pueblo que la ejecuta.

Los pueblos:

  1. ABADIÑO
  2. BERRIZ
  3. DURANGO
  4. GARAY
  5. IURRETA
  6. IZURTZA
  7. LANESTOSA
  8. LEKEITIO
  9. MAÑARIA
  10. MARKINA

1. Abadiño

Población de 36.26 Km2. Su fuente de ingresos actual se centra en los bosques, la agricultura y apicultura. Se trata, por lo tanto, de una sociedad eminentemente agrícola, con tendencia hacia la industrialización por medio de las empresas eléctricas. Ocupó el puesto número 1 en las Juntas de Durango, que celebraba sus juntas junto a la casa de Muntxaraz, primero, y de la ermita de San Salvador de Gerediaga, posteriormente.

Su iglesia parroquial fue matriz de la de Berriz, estando dedicada a San Torcuato Mártir o San Trokaz desde 1385. Además existía una veintena de ermitas diseminadas por su territorio.
Históricamente, las cuevas de Bolinkoba, Oyalkoba, Astakoba, y Albiztey fueron habitadas en la prehistoria.

En el año 1051 se dona al Obispo de Armentia, D. Garcia, la Iglesia de Axpe de Busturia, lo que prende las disputas entre el abad de Abadiano y el de San Millán. Tal diferencia se solventa con la intervención de los ancianos del Duranguesado, que deciden dar la razón al segundo, de manera que quedan bajo la protección eclesial del obispo de San Millán. Los Benedictinos acceden a poblar la localidad.

Durante las guerras de banderizos, propias de la Edad Media, en la Iglesia de San Torcuato o San Trokaz se exponía el bando indicando el lugar y fecha de las respectivas reyertas. Abadino tomó parte a favor de los Oñacinos, momento de proliferación de construcciones defensivas, como la torre de Muntxaraz, cuyo dueño, Pedro Ruiz, contrajo matrimonio en 1172 con doña Urraca, infanta de Nafarroa, de la que era deudo, y otras muchas (Abadiño, Trañajauregi, Larrigain, Lebariojauregi, Mendilibar, Murueta, Arbaiza, Estirripa y Urribarren).

Durante los años de 1446 y 1447 la torre de Muntxaraz, en Abadiño, fue sitiada por Gomez Gonzalez de Butrón, del bando oñacino, que la bonbardeó con una lombarda, más, al fracasar en su intento de conquista, mató a algunos enemigos e incendió la torre de Arandia en 1486.

Durante el siglo XVI, desarrolla su industria centrada en las ferrerías de Astola, Esterripa, Lebario, Muntxaraz, Murueta y Traña.

1666 es el año de la edificación del humilladero de la Vera Cruz.

En 1751 D. Fernando confirma los derechos de los pobladores.

Durante las guerras carlistas del siglo XIX los generales Maroto y Espartero se reunieron el 26 de agosto de 1839 en un caserío cercano a la ermita de San Antolín, sentando las bases de lo que sería finalmente rubricado como Convenio de Vergara.

La segunda guerra carlista encontró su fin militar en zona vasca el 15 de Noviembre de 1876 en esta población, siendo derrotadas las fuerzas carlistas por las tropas del general Ciria.

Esto no fue óbice para olvidar las antiguas tradiciones, que se han encarnado en un mundo mágico en el que podemos encontrar varios personajes, como son: Mari, existe la creencia en Mariurraka, que es otro nombre con que se conoce a Mari y que tiene por cautiva a una joven de Muntxaraz, tocaya de la anterior. Joxemiel de BARANDIARAN resalta el hecho de que en la torre de Muntxaraz, su dueño, Pedro Ruiz, se casó con la infanta navarra doña Urraca, vinculada simbólicamente a la Dama de Anboto o Mari, personaje que vive en verano en Anboto y en invierno en Oiz, hilando con rueca de oro y habitando un palacio de cristal. R. Mª AZKUE, por su parte, y siguiendo la disquisición de J. M. 

De BARANDIARAN, confirma que la tal doña Urraca se casó con el señor de Muntxaraz en el siglo XII, y que, al morir éste, ella desapareció, dando lugar a la leyenda, que la ubica en la cueva del Anboto. A continuación J. M. De BARANDIARAN cuenta la leyenda en la que el rey de Nafarroa promete la mano de su hija, doña Urraca, a quien venza a un negro esclavo de su corte, lo que logra el Señor de Muntxaraz, teniendo entre sus hijos a Ibon, el mayor, y Mariurrika, la menor. Entonces Mariurrika decide acabar con su hermano, le da de beber en abundancia y lo despeña en Anboto, diciendo a su padre que ha sido un accidente. Más su conciencia, avivada por los Ximelgorri, no le dejaban tranquila, y decide desaparecer, apareciendo en Anboto y Sarrimendi ocasionalmente, y a la que se ve en forma de ráfaga de fuego cuando se traslada de Anboto al Oiz. 

Existe también la leyenda según la cuál no se puede responder tres veces al grito (irrintzi, o santzos) so pena de que el maligno pueda entrar en la casa. (Joxemiel de BARANDIARAN, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, LGEV, Bilbo, 1972). Las Lamiñak: La cueva de Atxarte estaba habitada por las Lamiñak, según la creencia popular, y que se arreglan con peine de oro. Los Ximelgorri: A los genios que ayudan a los hombres, los consabidos enanitos, se les llama Ximelgorri. Gabon Subil. Durante el solsticio de invierno, por Nochebuena, se quema el Gabon-Subil, alrededor del cual se junta la familia. Y, por fin, la noche, cuando nadie puede dar tres vueltas alrededor de la casa a las doce del mediodía salvo que haya laurel en la casa.

Entre los lugares de interés histórico y artístico actual podemos contar con: la plaza de San Trokaz (1732-1738 y 1762-1780), su cementerio (1854-1859), el palacio torre de Abadiño (1591), la susodicha torre de Muntxaraz (siglo XVI), el santuario de Urkiola de fines del XIX, y los caseríos del barrio de Gaztelu, edificados entre los siglos XVII y XIX.

2. Berriz

Población de 29.88 Km2. Posee en la actualidad serrerías y pequeña siderurgia.

Ocupó el puesto número 2 en las Juntas del Duranguesado, sorteando el mismo con el resto de la Merindad a la hora de acudir a las Juntas de Gernika.

Su iglesia, derivada de la de Abadiño, se coloca bajo la advocación de San Juan Evangelista desde 1.550, otros lugares de interés encontramos en la Iglesia santuario de Andikona (siglo XVI), el caserío Berrizbeitia (1572), y el caserío Isuntze (1678).

Posee lo que posiblemente fue una vía romana y, posteriormente, una ruta de peregrinos y camino de Santiago desde San Juan de Luz, en el año 1706, según reza una inscripción.

Tiene, también, una torre banderiza (Arri o Arria).

Durante la guerra de 1936 - 1939 se mantuvo fiel a la República hasta el 27 de Abril de 1937, en que fue ocupada por las tropas al mando del General Franco.

Dentro del mundo imaginario y supersticioso de la población podemos contar con la existencia de Mari. Mariburrika es el nombre con que se conoce a Mari y que tiene una joven cautiva, también de nombre Mari, y que se ve en esa condición por una promesa hecha por su madre. (Joxemiel de BARANDIARAN, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, LGEV, Bilbo, 1972), por otro lado, las Lamiñak no tienen más pelo que en la nuca, y en forma de duro o moneda. El aojamiento. R. Mª AZKUE dice que contra el mal de ojo todos los comensales deben meter los dedos en la jarra de agua de la fuente, y, a continuación ha de beberla el niño aojado (Euskalerriaren Yakintza, tomo I, Euskaltzaindia & Espasa Calpe, Madrid-Bilbao, 1989). Y, aún, podemos hallar otras creencias, como el ser peligroso dar tres vueltas alrededor de un cementerio, puesto que salen los muertos. Se considera que el camino que conduce a la iglesia da derecho de paso por ir el difunto (Andabide). Junto a la ermita de San Juan Bautista, en Murgoitio, existe una fuente que, según creencia popular, cura los dolores del, cuello o Iruntzpekuek.

3. Durango

Localidad de 10.79 Km2. Su economía se centra en el cultivo de maíz, trigo, manzano, hortalizas, legumbres, y plantas forrajeras, también pinares y prados de altura. Posee así mismo herrerías y empresas destinadas al tratamiento del hierro.

Ha sido conocida con el nombre de Villanueva o Iriberri de Tavira, y perteneció y fue fundada, antiguamente, por el reino de Nafarroa (Se duda si fue Sancho VI el Sabio o VII El Fuerte, entre 1150 y 1234 su fundador). Según Orella Unzué el Duranguesado perteneció hasta el 1095 al Reino de Pamplona y, a partir de aquí, al de Nafarroa. Por lo que tratamos de una zona fronteriza entre reinos, lo que justifica la edificación de torres defensivas a lo largo de su territorio, tal y como se atestigua en los diferentes pueblos.

Entre 1.179 y 1.180 acudió el obispo de Calahorra, y fue, durante la Alta Edad Media encrucijada entre los reinos de Castilla y Nafarroa.

Por el año de 1195 el Duranguesado, en tanto que Merindad, pasó a formar parte de la corona de Castilla, lo que implicó la destrucción de las casas torre defensivas del dominio anterior.

En 1.372, el Infante don Juan le confirma los Fueros y Privilegios bajo el nombre de Tavira de Durango, siendo, posiblemente, Tavira el nombre original y Durango el de la comarca. Un año antes, en 1371, Bizkaia había pasado a formar parte de la corona de Castilla por cuestiones de herencia.

En 1393 asiste a la villa el Señor de Bizkaia y rey de Castilla Enrique III. Es época de guerra de Banderizos.

En 1424 todavía subsisten los escándalos entre los Ibarguen y los Zaldibar, y se realizan detenciones masivas.

El año 1427 marca diferencias de límites entre Durango e Izurtza y Mañaria.

En 1443 se discuten los límites con Abadiño e Izurtza.

Mientras, entre los años 1.442 y 1.445 se extiende la herejía franciscana de los fraticelli que concluye en la hoguera (movimiento inspirado por Alonso de Mella, natural de Zamora). Es la época en que el reino de Nafarroa se manifiesta protestante. Y es también el tiempo en que los partidarios de Castilla y de Nafarroa muestran más beligerancia, dando lugar a las guerras banderizas entre las familias Ibarguen y Zaldibar y Unzueta.

En 1457 asiste a la villa el rey de Castilla Enrique IV, al que se presentan los nobles del País. Perutxu de Muntxaraz fue llevado por el rey y logró gran abolengo.

En 1483, la reina Isabel La Católica visitó también la villa, jurando respetar y guardar los Fueros de la Merindad. La reina se aposentó, para la ocasión, en la Torre de Lariz.

Durante el año de 1500, la villa de Durango contribuyó a la Real Armada Española con 54 marineros destinados a los puertos de Laredo y Lekeitio.

En 1512 "se dirigió al corregidor de Vizcaya una provisión en la que se ordenaba que no consintiera que los escribanos numerales de Durango ejercieran sus oficios cuando fuesen elegidos para cargos públicos de la villa".

Más tarde, en 1.517, sufre la peste, con gran mortandad. Y reaparece la herejía.

1551 es el año en que los franciscanos se instalan en el municipio, y forman su convento.

En 1.554 un incendio del que se salvan unas pocas casas de piedra.

Hasta 1.566 rivalizan con Abadiño, teniendo que intervenir el Rey. Durante los siglos XVI, XVII e incluso XIX las herejías se extienden por el territorio.

Durante el siglo XVII la villa de Durango votaba a favor del bando gamboino, mientras la merindad dividía su voto entre Gamboínos y Oñacinos.

En 1630 se establece la paz entre los diferentes banderizos.

Pocos años más tarde prende la guerra entre España y Francia, y en 1636 se decide proveer de arsenales con munición a las zonas limítrofes. Al año siguiente el rey requiere el reclutamiento de tropas, y Durango responde al llamamiento, que se dirigen a defender Lekeitio.

El siglo XVIII es tiempo de calma, y marca el declive económico de la región. Comienza el siglo con la proclamación el 7 de Enero de 1701 del rey Felipe V, lo que fue festejado por la villa.

Durante el año de 1732, y ante el aumento del consumo de alcohol por parte de la ciudadanía, se propone la prohibición del mismo.

En 1795 los franceses entran en Durango, se derriba la iglesia y se construye en su lugar un cementerio. Un año antes las tropas vizcainas se habían agrupado en la localidad para hacer frente a los franceses. Más, el 2 de Julio de 1895 una columna francesa toma posiciones en la localidad.

En 1813 Durango se adhiere a la Constitución de Cádiz. Tras la retirada de las tropas francesas y un corto periodo de paz, la sucesión del trono de España presenta nuevos problemas que se encarnan en una nueva guerra civil entre carlistas e isabelinos, tomando parte la villa de Durango a favor de los primeros con 800 hombres en armas (1872-1876). Por fin las tropas isabelinas entran en la ciudadela en 1875. Comienza, entonces un periodo de paz impuesta.

Las guerras carlistas hacen sufrir a la población civil, mientras los jóvenes combaten en el frente. Los liberales se hacen fuertes hasta que toda defensa es imposible y sucumben a las fuerzas carlistas.

En la segunda guerra carlista (1872-1876) se forma en la villa un batallón que llevará su nombre y que contaba con 800 hombres de los cuales 300 iban desarmados.

Durante los siglos XIX y XX se desarrolla la economía liberal propia de la época, y, en 1927 Durango se anexiona Iurreta, hasta 1991.

Por último, la Guerra Civil de 1936-1939 conlleva un bombardeo de la aviación sobre la población civil que acarrea más de 500 víctimas, y la hambruna y enfermedades consiguientes. La idea original era la de "aterrorizar a la población civil y tumbar casas sobre las carreteras para impedir el transporte rodado". El segundo objetivo no se logró, pero el Alzamiento Nacional, el Régimen Fascista, se impuso en lo que fue denominado como "Provincia Traidora" por oponerse a la insurrección militar y fascista del régimen de Franco.

A partir de entonces la mano de obra proviene en masa de zonas depauperadas del Estado Español, lo que ha implicado, a su vez, una pérdida de los valores tradicionales subyacentes.

Así y todo, las refriegas propias del cristianismo y las políticas, las creencias paganas han perdurado, más o menos disimuladas, en el razonamiento popular. Así, Anbotoko Sorgina es el nombre con el que se conoce al personaje más general Mari, encarnación de las grandes diosas de la naturaleza. Esta aparece ricamente ataviada, portando en sus manos un palacio de cristal, según cuenta en Mari, o el Genio de las Montañas (LGEV, tomo I, Bilbo, 1972), o en forma de nube blanca; frente al aojamiento, se mojan los dedos índice y corazón en agua bendita y se pasan sobre los ojos del maldito, y es de destacar también la existencia de un verraco labrado en piedra, con representaciones del Sol y la Luna, siendo encarnación de la Madre Tierra, y hoy en día expuesto en el Museo Etnográfico de Bilbo. (Joxemiel de BARANDIARAN, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, LGEV, Bilbo, 1972).

Entre sus zonas de interés turístico o cultural podemos reseñar la iglesia de Santa María de Uribarri (1510, 1622-1667), la iglesia y convento de San Agustín (1662-1685), la plaza de Santa Ana (1722, 1743), el palacio Etxezarreta (1760), y otras urbanizaciones propias del siglo XX que han servido de ejemplo para construcciones urbanísticas posteriores.

4. Garay

Ocupa el puesto número 6 en las Juntas Generales.

Encontramos dos iglesias principales, la de San Miguel Arcángel desde principios del siglo XVI, siendo filial de la de San Torcuato de Abadiño, y la de San Juan Evangelista, así como varias ermitas diseminadas por su territorio. Sin embargo, sus fiestas principales no se dedican a ninguno de los anteriores, antes bien, se celebran los días de Santiago y Santa Ana, con procesión y danzas en su honor.

Su actividad económica principal, aún hoy en día, se centra en la explotación maderera, la agricultura, la ganadería y, muy tardíamente, la herrería. Tal actividad económica centrada en las actividades agropecuarias ha obligado a la utilización pretérita de hórreos en la comarca, como sucede con el del caserío Etxeita.

De interés cultural especial encontramos el palacio Garatikua, que fue reformado en 1574.

Dentro de la imaginería popular encontramos seres de diversa índole, así como supersticiones y creencias distintas, tales como Mari, de la que existe la creencia, también en la encarnación de las grandes diosas de la naturaleza, conocida aquí como Mariburrika. (Joxemiel de BARANDIARAN, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, LGEV, Bilbo, 1972). Por otro lado, otras creencias se especifican en hechos cómo que las verrugas se curan frotándolas con granos de trigo y guardándolos a continuación bajo una piedra. Es peligroso dar tres vueltas alrededor de un cementerio. Si el gato se limpia la cara mirando a oriente es señal de buen tiempo, pero si lo hace mirando a occidente, entonces lloverá (R. Mª AZKUE, Euskalerriaren Yakintza, tomo I, Euskaltzaindia & Espasa Calpe, Madrid-Bilbao, 1989).

5. Iurreta

La historia de Iurreta ha estado largamente ligada a la de Durango a la que ha estado anexionada hasta 1990.

Entre los lugares de interés histórico del municipio encontramos el hórreo de Ertzila (conocido desde 1665), la ermita Andra Mari, el palacio Goikola (de 1630, aprox.), y la iglesia de san Miguel Arcángel, a quien se dedica la festividad mayor, junto a San Juan y los Carnavales.

Iurreta, al nivel mágico, participa punto por punto de las creencias y rituales propios de su zona o merindad, sin embargo algunos autores han ofrecido datos concretos al respecto, que coinciden en lo general con otros pueblos de la comarca, por ejemplo, la primera rebanada de pan cortada durante la Nochebuena se guarda durante todo el año, y arrojada al aire aleja las tormentas. (Joxemiel de BARANDIARAN, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, LGEV, Bilbo, 1972).

6. Izurtza

Posee 4.32 Km2.

Su actividad económica propia se dedica al campo, si bien su población activa se ha ido desplazando paulatinamente a actividades industriales de localidades cercanas.

Ocupaba el puesto 11 en las Juntas de Gerediaga.

Es de interés histórico la torre Etxaburu del barrio Ortuzar que, según se decía su origen habría de situarse en la época romana, si bien lo que se conoce es más reciente, como que Enrique IV ordenó su destrucción, y que en el siglo XVI fue de nuevo levantada.

Otra torre, Bekotorre, con semejantes funciones militares, se halla dentro del casco urbano.

En cuanto a sus fiestas, la fecha grande es el 8 de Septiembre, festividad de la Virgen.

En el imaginario popular aparecen ciertos seres que coinciden con otros propios de la región, como que existe una torre llamada Etxaburu o Etxeburu, atravesado por una cueva natural en la que, se decía vivían las Lamiñak. (Joxemiel de BARANDIARAN, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, LGEV, Bilbo, 1972).

7. Lanestosa

Ubicación

La población de Lanestosa es la más occidental de la Provincia de Bizkaia, limítrofe ya con la Comunidad Autónoma de Cantabria, es decir, con la Provincia de Santander. De hecho, se halla rodeada por la misma en toda su extensión natural, salvo en lo que respecta a los montes de Carranza (Karrantza), que, como ella, pertenecen a Bizkaia. Poblado de pequeñas dimensiones (es el más pequeño de la Provincia), se enmarca entre el monte y el río, que delimita en su territorio, ambas Comunidades, lo que ha implicado históricamente pleitos acerca de lindes y zonas de pastoreo, así como las posibilidades de expansión por cuestiones administrativas.

Historia

Existen referencias de población pre-histórica. Las cuevas de su entorno más cercano, tanto en su territorio como en su geografía más cercana, ya sea en Cantabria o en Bizkaia, atestiguan el hábitat en el Paleolítico, con grupos reducidos pobladores rupestres de economía cazadora y recolectora. Existen en sus cercanías cuevas que muestran pinturas referentes a los animales que antaño poblaban la región, desde renos hasta jabalíes, permitiendo así conjeturar un asentamiento regular durante la prehistoria.

Más adelante, las poblaciones autóctonas fueron rápidamente romanizadas, y la pérdida de topónimos en lengua vasca confirman el hecho de que el proceso de aculturación debió ser muy intenso.

Durante el siglo XIII la población pasa a depender de Bizkaia. A partir de aquí su historia queda englobada en la zona Encartada.

A finales del siglo XVI la peste se propaga por sus lindes, y se hacen rogativas, procesiones y acciones votivas para evitar que la enfermedad se adueñe de sus habitantes. Es tiempo, también, en que se desarrolla el comercio de la lana y otros enseres entre la Meseta y el puerto de Laredo, cuya salida se establece a través de sus límites. Lanestosa crece, entonces, como paso natural de mercancías tanto de Burgos cuanto de Carranza hacia el mar.

Sin embargo, las rivalidades entre Bilbo, por un lado, y Castro, Laredo y Santander por el otro, obligan a tomar posiciones a las burguesías incipientes, que optarán definitivamente por la primera y la última, de manera que Castro y Laredo pierden una hegemonía que bien pudieran haber desarrollado. Con ello Lanestosa deja de ser el puerto de montaña, el lugar de reposo y hospedaje que hasta el momento había desarrollado, y se vuelve sobre sí misma.

A lo largo de todo el siglo XIX el Norte Peninsular se ve abocado a la guerra fratricida entre carlistas e isabelinos, entre tradicionalistas y liberales, de la que Lanestosa no se verá privada.

Y, por fin llegamos al siglo XX, en que la industria pesada, anunciada un siglo antes, se va asentando. Las fábricas del metal, tan características de la Margen Izquierda del Nervión, y la salida al mar, truncada tiempo atrás, limitan nuevamente el desarrollo de la población, que opta, como antaño hiciera, por la emigración. Lanestosa vuelve a ver reducida su vecindad, sólo acrecentada por los habitantes que, tras años de exilio económico, vuelven a ocupar sus tierras.

Mitología

El pensamiento mágico y mitológico de Lanestosa es actualmente desconocido, no teniendo referencia alguna de los mismos ni en referencias actuales ni tan siquiera en otras precedentes.

Podemos achacar tal carencia al hecho de que al tratarse de una población vasca (de Bizkaia) pero no de habla vasca, ha sido obviada por investigadores etnográficos y antropólogos que han preferido por el estudio del pensamiento propio de regiones de lengua eusquérica. Por otro lado, los antropólogos de Cantabria, al limitar sus estudios a los límites de su Provincia tampoco se han atrevido a adentrarse en una zona que iba más allá de sus fronteras.

La mitología y el pensamiento mágico de Lanestosa, por tanto, sólo puede recrearse en función de los datos recogidos en poblaciones cercanas.

Joaquín GONZALEZ ECHEGARAY y Alberto DÍAZ GÓMEZ (1) apenas ofrecen datos precisos sobre la ubicación de los personajes de la fantasía en Cantabria, de manera que, aunque podamos suponer su existencia en éstos pagos, sobre todo de la Lumia y la Guajona, que los autores equiparan a las Lamiñak de Vasconia, lo cierto es que sólo podemos citar a una clase de Neptuno, cuya representación escultórica en bronce se encontró en El Cueto (Castro Urdiales), población antiguamente perteneciente a Bizkaia y que, actualmente se sitúa en Cantabria.

También el Ojáncano, el cíclope de Santander, se asimila al Tartalo y a sus semejantes de tierras vascas, pero nuevamente carecemos de los datos precisos para asegurar que su creencia se extendiera por ésta región.

Otros personajes mitológicos de Cantabria son la Ojáncana, compañera del anterior y, por tanto, similar a la Basandere vasca, y que encuentra sus habitáculos en Cóbreces, Oreña, Santiurde de Toranzo, Isla y Castillo; los Gentiles de Penagos; el travieso Trasgo; el pequeño sátiro conocido como Trenti; el Musgoso habitante de los bosques; los Caballucos del Diablo, que se presentan encarnados en ciertos insectos; las Sirenas del Mar, correspondiéndose con las de la Mitología clásica europea occidental; y el Cuegle, semejante al Cuélebre asturiano y al Herensuge vasco.

Si bien el enclave natural de Lanestosa corresponde a la Provincia de Santander, a pesar de que administrativamente se englobe en Bizkaia, la influencia burgalesa, de donde procedían los enseres que debían embarcar en la costa, es muy importante y no debe, por tanto, ser pasada por alto. Ignacio RUIZ VELEZ y sus colaboradores (2) cuentan leyendas de la zona de Espinosa de los Monteros y del Valle de Losa, en las que se habla de bandoleros y, sobre todo, de la existencia de brujos y brujas. Más interesante para la cuestión que nos ocupa es la relación y descripción de romerías y festividades propias de la zona, entre las que destacamos la romería a Nuestra Señora de Las Nieves (Las Machorras), junto a las de San Antonio (Villaluenga de Losa), San Pantaleón (San Pantaleón de Losa), Santa Isabel (Villamor) y Santa Petronila (Momediano).

Fiestas

Hay constancia escrita de que antiguamente, al menos a partir del siglo XVI, existían fiestas dedicadas a San Roque, cuestaciones por Carnaval y las Marzas, y, por último, danzas dedicadas a Nuestra Señora de Las Nieves (el 5 de Agosto), que es la festividad que, parece ser que sin interrupción, se ha mantenido hasta la actualidad.

Santoral

A. San Roque:

Eloy GOMEZ PELLÓN y Gema COMA GONZALEZ (3) realizan un estudio relativo a la figura y credo en torno a la figura de San Roque que puede ser de interés para nuestro cometido. En él se narra cómo el santo varón recorrió las tierras europeas auxiliando a los más necesitados de la piedad y caridad cristiana en el siglo XIII o XIV, cuando el continente iba diezmando su población a causa de la peste bubónica o peste negra. La misma tradición hagiográfica habla de la estancia del iluminado en tierras hispanas. A partir de tal actitud beatífica de auxilio del necesitado, sobre todo en caso de epidemias de peste, se ha extendido su culto, y tal es la razón, podemos deducir, por la que, ante la presencia de la enfermedad en los límites geográficos del municipio, se decidió organizar una procesión y rogativas al santo protector en Lanestosa. Al verse por fin libre de la amenaza, el pueblo, viendo en tal hecho la acción de su protector, decidió honrarle con bailes y festejos. Corrían para entonces los años del siglo XVI.

Sin embargo, y siguiendo las mismas fuentes, San Roque también ha sido considerado como el caminante que recorría los senderos de la Europa del siglo XIII, por lo que pasó a ser venerado por los viajeros de toda índole. No vamos a incidir más en el asunto, pero el hecho de que Lanestosa se encuentre al pie de un puerto de montaña, que, además, comunica la meseta y las regiones de Burgos con el mar, siendo por lo tanto un lugar de paso obligado, tal y como lo muestra la historia de su población, quizás pudiera ofrecer otro aspecto más a la hora de profundizar en el significado del culto al santo.

B. La Virgen de las Nieves:

Aunque la cita que sigue trata del culto a la Virgen en tierras astures, puede, pensamos, trasponerse directamente al caso montañés y vizcaíno que nos ocupa. La cita la recogemos del cuadernillo titulado Fiestas de Asturias (4):

"Una vez transpuestas las romerías de Santiago y pasada la celebración marinera de Santa Ana en Llanes -el día 27 de Julio-, la Virgen de las Nieves -5 de Agosto- es honrada en las comarcas montañosas del interior. La devoción, muy extendida por toda Europa, se define con más intensidad en las tierras altas, al calor de la vida pastoril".
Parece claro que se trata de una advocación mariana para que interceda por que las nieves tarden en llegar (nos encontramos en lo más seco del verano). Al tratarse de rituales de tipo mariano podemos presuponer que su importancia, además, está estrechamente vinculada a la fertilidad de campos, animales y seres humanos, hecho que no ha de extrañar, ya que nos situamos en la climatología más adversa (Agosto), que es cuando el agua (en forma de nieve o no) es más necesaria. Así pues, el ganadero, que vive de los pastos de montaña, debe rogar por unas buenas nevadas que mantengan la humedad y no angosten el terreno. Podemos pensar que es lo que se pretende con las danzas realizadas en honor de la Virgen de Las Nieves.

(1) GONZALEZ ECHEGARAY, J. / DÍAZ GÓMEZ, A., Manual de Etnografía Cántabra. Ed Estudio. Santander. 1988.

(2) Varios, Leyendas y Fiestas Populares del Norte de Burgos, Imprenta García, S.A. Villarcayo. 1988.

(3) GOMEZ, E. / COMA G., Fiestas y Rituales de asturias. Periodo estival. Consejería del Principado de Asturias. Oviedo. 1986.

(4) GOMEZ, E. / COMA, G., Fiestas de Asturias. Caja de Ahorros de Asturias. Oviedo. 1985.

8. Lekeitio

Ubicación e Historia de la Población

La Kaixarranka es un baile que se realiza actualmente en la villa de Lekeitio, en el extremo nor-oriental de la provincia de Bizkaia, y a pocos kilómetros de la frontera con Gipuzkoa.

Las excavaciones arqueológicas nos revelan datos referentes a poblamientos en la zona desde, al menos, el Paleolítico Superior, de una forma continuada, aunque se sospecha que la datación de hace unos 15.000 años debería retrotraerse aún más hasta situarla en el Auriñaciense, es decir, doblando la anterior.

Se trata, en cualquiera de los casos, de un grupo humano asentado en las cuevas de la zona (Lumentza) y que, aprovechando la cercanía del mar, eran mariscadores (Santa Catalina). Un segundo periodo de habitación en los mismos refugios naturales se dio entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, tiempo en el que aun continuando con la economía de subsistencia del marisco, se desarrolla también el pastoreo.

Más adelante, entre los siglos I y V de nuestra era, vuelven a aparecer vestigios culturales propios de la cultura romana.

Ahora bien, la historia de Lekeitio tiene como fecha de inicio el año de Nuestro Señor de 1325, en que María Díaz de Haro, como Señora de Bizkaia le otorga la carta puebla, permitiendo el asentamiento y la creación de una población estable. Nueve años más tarde, en 1334, el rey don Alfonso XI, confirmó los privilegios de sus súbditos, y dejó a su vez, edificar una muralla donde antes hubiera una empalizada. A partir de aquí fueron las actividades propias del mar las que dieron lugar a su florecimiento. Sin embargo, la mala construcción del muelle llevaron ya en 1381 a una primera y necesaria reparación, y, durante el siglo XV, a la edificación del Nuevo que, sin embargo, no logró solucionar los problemas derivados de la acumulación de arena en su interior. A finales del XIV se instalan las Dominicas en su convento. Y es también durante los siglos XV y XVI cuando se reconstruye la iglesia de Santa María de la Asunción. En el XVII se edificará el Palacio de Oxangoiti, y un siglo mas tarde, la ermita de San Juan.

Nos encontramos, así, ante una población eminentemente marinera, aunque también ha puesto sus miras hacia el interior, conviviendo junto al pastoreo aquellas gentes de mar, ahora navegantes, o contrabandistas, piratas, corsarios y conquistadores.

Ya a finales del XIX la reina dña. Isabel II realizó varias visitas a la villa, aprovechando su estancia veraniega en Donostia, y fue desde aquí desde donde tuvo huir al exilio en 1868.

Trabajo y Ocio

Las gentes de Lekeitio, gentes de costa volcados hacia el mar, ponen sus ojos en el océano aún a la hora de establecer las relaciones personales y las diversiones. El grupo social queda dividido en dos al tener que partir los varones mar adentro para conseguir el sueldo por sus trabajos. Mientras tanto las mujeres pasan largas temporadas encargadas de cuidar el hogar, educar a los hijos, reparar los aperos, tejer redes, y un largo etcétera.

Los hombres, ya desde niños, se han ido ejercitando en las diferentes habilidades que tan necesarias les serán una vez lejos de las costas. Saber nadar marca así el delgado límite entre la vida y la muerte entre estas gentes, por lo que gran parte de la educación infantil se ha centrado, bien que como juego, en esa dirección. Las correrías de los niños, sobre todo varones, por las playas y, sobre todo, en el puerto entre embarcaciones es aún común en nuestros días de verano.

Otra de las actividades que todo grumete en una tripulación de un barco a vela como los que surcaban los mares no más allá de dos siglos debía saber consistía en el manejarse entre las vergas y los mástiles, lo que puede haber derivado en los juegos diferentes de la cucaña, bien teniendo que subir por un poste plantado, o bien deslizándose sobre el mismo en posición horizontal, en cuyo extremo suele colocarse una bandera u otro premio, y al que ha de accederse sin caer al agua, pues éste se coloca en el puerto y se engrasa de manera que sea resbaladizo. Caer al agua, nuevamente, implica el saber nadar para volver al puerto e intentarlo otra vez.

Existe en Lekeitio otra modalidad de cucaña, consistente en colocar colgando de una soga cuyos extremos se sitúan a ambos lados de la bocana, un ganso (actualmente sustituido por una bolsa) al que debían arrancar la cabeza colgándose para ello del cuello mientras tensan y destensan el chicote. Competiciones semejantes se hacen también tierra adentro, aunque en esta ocasión se ejecuta montados a caballo. Iñaki IRIGOYEN (1) pone en relación con ésta práctica las ejecutadas en Gernika y Markina con relación a los Carnavales. En el primero de los casos, dice IRIGOYEN, se corren los gallos que, enterrados hasta el cuello, acababan con la cabeza cercenada por el danzante que tenía los ojos tapados. En el segundo, sigue, se mantiene la costumbre verificada también en otras poblaciones, en las que el animal acaba tras la carrera a caballo de los participantes, tal y como indica un acta de 1881 de Xemein. Para más información al respecto referimos el texto indicado, del que extraemos una última indicación en el sentido de que ya en 1634 se efectuaron pagos por las fiestas de nuestra Señora con Gansos y mascarada. En la misma época se hacían corridas de toros. También, por 1631 y con motivo de sus fiestas, los de Lekeitio vieron troqueados o danzas de brokel, posiblemente al estilo de Gipuzkoa.

Otra labor esencial entre las gentes de mar es la de saber remar, y hacerlo con rapidez y habilidad, ya que no sólo el acceso del puerto al barco y viceversa ha de ser tradicionalmente mediante el bote de remos o bote de atraque, sino que, además, en la época de los barcos de vela, el fruto de la pesca debía desembarcarse con los mismos medios, y quien alcanzase primero la costa era quien podía pedir los mejores precios. Las competiciones entre embarcaciones, las regatas y su regateo, encuentran así su origen en las necesidades laborales, y no en la pura diversión.

La regata más antigua que se conoce, la de 1547, tuvo, sin embargo, otro motivo, al pretender zanjar con la misma algunas desaveniencias entre los habitantes de Bermeo, Elantxobe e Ibarrangelua. Otra regata famosa en estas tierras es la que se hizo el 22 de Julio de 1719 entre los de Bermeo y los de Mundaka para decidir la pertenencia de la isla de Izaro, y que ha dado lugar a un ritual de lindes en el que los bermeanos con ocasión de la festividad de María Magdalena forman una procesión mariana para renovar su posesión del peñasco. A mediados del siglo XIX, en 1855, fue la que se apostó entre Lekeitio y Ondarroa, la que hizo de gérmen para las posteriores de La Concha en Donostia.

Las Creencias Populares

Al igual que en otras partes del país Lekeitio ha visto amalgamarse a las divinidades paganas con el santoral cristiano, y, mientras ha mantenido las primeras en su legendario y en la tradición oral, ha asumido como propias también las impuestas por la religiosidad oficial, aunque imprimiéndoles su impronta.

El pensamiento mágico ha perdurado hasta bien entrado el siglo XX, ya que Josemiel de BARANDIARAN (2) confirma que utilizaban amuletos (kuttunak) en los que introducían el cordón umbilical, también relata cómo antes de apartar el café del fuego era costumbre meter el tizón encendido o unas ascuas, aunque en ninguno de ambos casos explica su sentido. En el caso de sospechar que un niño había sido objeto de aojamiento, se le hacía beber el agua en la que se hubieran lavado las manos sus familiares. Otro ritual que mezcla tradiciones paganas con creencias religiosas consiste en guardar la primera rebanada de pan cortada durante la Nochebuena a fin de aplacar el mar embravecido. También era costumbre, indica Resurrección María de AZKUE (3), el llevar el ganado ante la iglesia por Viernes Santo, y mantenerlo mientras se canta la Pasión.

En cuanto a los seres fantásticos, amén de los propios del santoral, se habla de la existencia de la Sierpe o Dragón al modo como aparece también en el ciclo de San Miguel y Herensuge; y de las Sorgiñak o brujas, cuyo nombre estaba prohibido pronunciar so pena de hacerlas aparecer. También los difuntos, como almas en pena, se materializaban si alguien pasaba junto al cementerio después del toque del Ángelus.

El Santoral Festivo

El día 29-6 San Pedro, se hace la exhibición del Baile de la "Kaxarranka" y la "Kilinkala", mientras del 1-9 al 8-9 festividad de San Antolínes cuando tenemos la ocasión de ver la fiesta de los gansos y la soka-tira.

(1) IRIGOYEN, I., Los Gansos, en la Revista Dantzariak, nº 44. Julio de 1989.

(2) BARANDIARAN, Josemiel, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, La Gran Enciclopedia Vasca (LGEV), Bilbo, 1972.

(3) AZKUE, R. Mª, Euskalerriaren Yakintza, I, Euskaltzaindia & Espasa Calpe, Madrid, 1989.

9. Mañaria

Ocupaba el puesto 4 en las Juntas de Gerediaga.

Dentro del municipio de Mañaria existe un conjunto rupestre, en el que se han encontrado pinturas, piezas de sílex, y diversos huesos y cerámicas que prueban el poblamiento prehistórico de los yacimientos. Sin embargo no es hasta fechas muy recientes cuando podemos comprender algo acerca de su historia, generalmente tratada por su pertenencia a la Merindad más que por sus particularidades.

Así, durante el siglo XVII, y al igual que el resto de los municipios del Duranguesado, en Mañaria se edificaron casas torres defensivas, y se nombraron capitanes, que dieron lugar a numerosos pleitos entre las villas y el Señorío.

Durante la segunda guerra carlista las fuerzas procedentes de Gipuzkoa y las localers defensoras de la sucesión carlista entablan batalla en el municipio. La superioridad en número y municiones de los primeros hace retroceder a los segundos. Por fin, los liberales, logran la victoria.

La Guerra Civil Española, nombre con el que actualmente se conoce la contienda entre el bando legítimo republicano y el alzamiento de carácter fascista del general Francisco Franco Bahamonde, tuvo la necesidad también de batallar en los lindes y población de Mañaria, que eran considerados de vital importancia militar, toda vez que suponían el control por carretera entre Vitoria - Gasteiz y Durango. El macizo se perdió por parte republicana a finales de mayo de 1937. La represión franquista, con la prohibición de utilizar la lengua propia del pueblo, así como mostrar estandartes, e incluso conjugar los colores rojo, blanco y verde (los que configuran la Ikurriña o bandera vasca), el control de sus exhibiciones populares, tanto musicales, como de cualquier otra índole, fue verdaderamente severa. Sin embargo, tanto el mundo folklórico, de danzas, músicas, bertsolariak o juglares populares, etcétera, como el de sus creencias, muy a pesar de los intereses de los gobernantes del momento, y como en tantas y tantas ocasiones anteriores, se mantuvieron en el espíritu del pueblo hasta nuestros días.

Muestra de lo anteriormente dicho es el hecho de que dicen que Mari pasa siete años en Anboto, siete en Oiz y siete en Mugarra; que en la cueva de Askondo, según creencia popular, vivían las lamiñak, que pasan el tiempo peinándose con peine de oro, que en Askondo, según se dice, habitan las Sorgiñak. (Joxemiel de BARANDIARAN, Diccionario Ilustrado de la Mitología Vasca, LGEV, Bilbo, 1972), y, por último, se cita un lugar en que se celebraba el Akelarre (Akelarre), o reunión de Sorgiñak, y saludan al Sol diciéndole agur, puesto que, en caso contrario, se esconde llorando.

10. Markina - Xemein

Geografía e Historia

Los primeros asentamientos humanos que se conocen en la zona datan del mesolítico (cueva de Kobaua) y del eneolítico (cueva de Axpe). Entre los montes Kalamua y Urko, además, se encuentran varios túmulos, dólmenes y otras construcciones megalíticas. Se trata de una serie de monumentos propios del final del eneolítico y de la edad del bronce, con desarrollo, sobre todo, del pastoreo y la ganadería. Existe también un depósito de hachas de bronce cerca de Zenarruza, lo que indica que el hábitat ha sido continuo.

Desde la edad del bronce hasta la época romana hay un lapsus del que carecemos de información. Se trataría de una colección de monedas hoy desaparecida.

Un nuevo vacío se extiende hasta el siglo X en que se realizan los sepulcros prerománicos de Zenarruza.

Ya en el siglo XI existen documentos que hablan del abad de Zenarruza o Bolibar en 1082. La ermita de San Pedro y la lauda sepulcral de San Cristobal son también de ésta época, lo que atestigua el agrupamiento humano en torno a dichos centros de culto. También del siglo XI es la estela funeraria de la ermita de San Cristóbal de Iturreta.

Entre el siglo XIII y el XV, la población asentada en las laderas de los montes va a ir descendiendo hacia los valles y va a ir creando las villas, las diez primeras en la provincia fueron Valmaseda (1199), Orduña (1229), Otxandiano (1236-54), Lanestosa (1287), Durango y Ermua (sobre el 1297), Bermeo y Plencia (1214-36), Bilbo (1300), Portugalete (1322), Lekeitio (1325) y Ondarroa (1327). Comienza entonces un rosario de pleitos entre los hidalgos, que veían desaparecer sus rentas, y las villas, que iban adquiriendo mayor peso político y económico, lo que desembocó en las guerras de bandos.

El caso es que las guerras de bandos que asolaron el territorio implicaron la creación de fortificaciones que, en la región, tomaban cuerpo en las casas-torre, generalmente de base cuadrada y almenadas, con las estructuras arquitectónicas precisas para la defensa.

Xemein y sus aledaños no quedaron al margen de estos sucesos, y en 1355, y con el fin de protegerse de las incursiones de los guipuzcoanos, los hijosdalgo de Xemein logran de Don Tello, Conde de Bizkaia, permiso para construir la Anteiglesia de Villaviciosa de Markina, la actual Markina. En la misma se agrupan los núcleos de Xemein, Markina y Zenarruza con la Puebla de Bolibar. Es el momento en que se edifica una muralla para defender sus intereses, contando con tres puertas actualmente desaparecidas.

Markina, cuyo nombre parece derivar de marca o terreno fronterizo, surge así como lugar de defensa ante las incursiones de los guipuzcoanos, partidarios del rey de Castilla, y protegerse, a su vez, de las correrías de los banderizos. En 1370, Juan Lopez de Gamboa quemó a Gonzalo Ibañez de Markina y sus dos hijos dentro de la casa, y en 1417 luchan contra los Barroeta.

Sin embargo no fue sólo la defensa la razón para construir Markina, y cuestiones de índole económica también tuvieron su peso, al estar estratégicamente situada en la ruta comercial de Durango y Ermua con Ondarroa.

Aún a lo largo de todo el siglo XVI se edifican fortalezas, como la Torre de Ugarte, reformada en siglos posteriores, o la de Antxia, casa torre urbana edificada sobre la antigua muralla, y construida a principios del XVI. También de comienzos del XVI es la ermita de San Pedro en el barrio de Arta, sobre otra anterior del siglo XI. En el XVI comienzan a edificarse los palacios de la zona, como el de Murga, ampliado más tarde. La casa-torre de Barroeta también fue reconstruida en éstas fechas y aún más tardíamente.

Las influencias del gótico tardío pueden observarse en la iglesia de Santa María de Xemein, el templo más grande de la provincia, propio ya del renacimiento europeo.

Entre los años 1545 y 1552 se plantean una serie de cuestiones acerca de la jurisdicción propia de Villaviciosa de Markina, que se rige por las ordenanzas del reino, y la anteiglesia de Xemein, que como pueblo llano, lo hace por el fuero de Bizkaia.

El año de 1624 se teme el ataque de naves holandesas sobre las costas de Bizkaia, motivo por el cual se establece, como medida preventiva, que si así fuera los de Markina - Xemein fueran en defensa de Ondarroa, y, a fin de organizar los batallones se nombraron capitanes y oficiales, lo que iba contra la costumbre, que hacía recaer tal responsabilidad en el alcalde. Así pues, se pleiteó y el rey Felipe IV tuvo que revocar los nombramientos.

En 1637 la guerra enfrentaba a España y Francia, con lo que el rey hace un nuevo llamamiento a filas. Bizkaia contribuirá con 1.000 hombres, de los que 10 eran de Markina. Dos años más tarde, en 1639, se vuelve a temer el ataque a las costas, ahora por parte de los franceses, y nuevamente se asigna Ondarroa como destino de defensa y fortificación.

El siglo XVII recoge en Markina los frutos de la emigración a las Américas y su regreso con grandes caudales, dando lugar a la arquitectura palaciega de Solartekua (o Solarte) y del palacio de Urrijate.

De finales de siglo es la construcción de la iglesia del Carmen, templo representativo de la orden del Carmelo, y el palacio de Andonaegi.

En el año de 1719 nuevamente se enfrentan los estados español y francés, entrando éstos últimos en Gipuzkoa, motivo por el cual se ordena reforzar los puertos y costas, así como las fronteras interiores.

Dos años más tarde es una epidemia la causa por la que se cierra el paso entre la vecina provincia y el Señorío.

Es en la primera mitad del siglo XVIII cuando se edifica la ermita de San Miguel de Arretxinaga (1734) y el Ayuntamiento, frente al cuál, en el probadero de bueyes más antiguo de Bizkaia, hoy en día, por la festividad del arcángel, se exhibe la danza de espadas.

1766 vive la matxinada o revuelta agraria contra la subida de los precios del grano, fundamentalmente.

El 1783 se empedraron las calles de Markina.

El siglo XVIII concluye con una nueva guerra contra los franceses, ahora en la llamada Guerra de la Convención, y así, el 13 de agosto de 1794 parten de Xemein y Markina hacia Ondarroa. Al año siguiente, el 29 de junio de 1795, los invasores toman Markina y Berriatua.

Al estallar la primera guerra carlista la villa toma partido por el rey Carlos, lo mismo que la segunda, contando con una partida de 500 voluntarios.

En la primera mitad del siglo XX, lo mismo que en otros lugares de Europa, frente a los partidos de derechas más reaccionarios se agrupan los frentes populares que encuentran una respuesta aún más agresiva en la creación de regímenes totalitarios de carácter fascista. Es el caso del Alzamiento Nacional del general Francisco Franco contra la República legítimamente constituída, dando lugar a una guerra fraticida (1936-1939) que culminará con la instauración de un gobierno autárquico de orientación personalista y fascista. En tal guerra Markina y sus Anteiglesias adyacentes se mantuvieron fieles a la República hasta el 27 de abril de 1937 en que, tras ser bombardeada y roto el frente vasco, fue tomada por la IVª Brigada. En 1952 la Anteiglesia de Xemein se fusiona con la villa de Markina.