Dentro del ciclo de danzas propio del Duranguesado o Durangoaldea de Bizkaia, Dantzari Dantza, encontramos, aunque no siempre, la exhibición del Txotxongilo, Txontxongilo, Txakarrenkua, Txakarrankua, Txakurrin o Txankorrinka Dantza, que son nombres con los que también se la conoce. En esta ocasión tanto los pasos como las figuras que se realizan no tienen nada que ver con las del resto del repertorio. Si el Zortzinango pudiera servirnos de base para la ejecución del Banango, el Binango y el Launango, y si Makil Joku poseía la misma estructura y pasos que Ezpata Joku Nagusia y Ezpata Joku Txikia, ahora nos enfrentamos con una danza completamente diferente en ambos aspectos, con el añadido de que existen variantes en la exhibición, tanto en los pasos como en su coreografía, así, mientras en algunos lugares y épocas el paso principal consistía en botar sobre el mismo pie a la vez que con el otro se marcaban tres punteos al ritmo del tamboril (derecha / izquierda, delante y atrás) para dar impulso a la pierna, que se alza al menos hasta la cintura, en otros se ha evitado el último punteo.
Por lo que respecta a las figuras, el baile, de ocho hombres armados con espada y dispuestos en formación de dos en fondo, va girando cada fila sobre sí misma, yendo los primeros hasta donde los postreros, por fuera de la agrupación, y se adquiere en ese momento una figura diferente, de uno, tres, tres y uno.
El que está en cabeza baila una parte delante de sus compañeros y, al concluir, se lanza hacia atrás, quedando suspendido por los brazos de quienes se encuentran justo detrás, que lo elevan sobre sus cabezas. Quien le sostiene los pies es tradicional que haga entrechocar los tobillos, mientras, quien había quedado en el último puesto se limita a marcar los punteos en el sitio con la espada en alto, chocando su punta con la de quien se encuentra alzado. A la vez, los otros cuatro bailarines ejecutan una serie de movimientos por debajo y alrededor del capitán, para acabar volviendo a sus respectivos lugares. En ocasiones es ahora cuando finaliza la exhibición, sin embargo existe también una variante en la que quien supuestamente ha "muerto", o a quien se le han rendido honores, "vuelve a la vida", y el grupo al completo va retomando la posición original. Resurrección María de AZKUE refiere la creencia del siglo XV según la cual existía un bandido en la comarca de nombre Sancho y que fue apresado por los de Iurreta, que lo empalaron, AZKUE lo relata así: "Hubo en Berriz ¿hacia el siglo XV? Un Sancho tiranuelo que asolaba el Duranguesado. Caído en manos de los de Iurreta, fue empalado. Este hecho dio motivo a que se introdujera un nuevo cuadro de baile en algunos pueblos de la comarca. Consiste en coger a uno de ellos y elevarlo en brazos de dos danzantes, colocándose a hombros de sus compañeros. Este cuadro fue introducido también por los de Berriz en su programa, hasta que enterados de lo que simbolizaba lo eliminaron de él.
En Mundaka, en que hacia el año 1860 había también su comparsa de danzantes, se introdujo la costumbre de que por fiestas de san Pedro, el dominguillo colocado sobre sus compañeros diera, según estaba levantado, vivas en honor del Ayuntamiento y hasta de su Confitiva (sic)". Entre las localidades que han danzado al Txotxongilo, además de Berriz (aunque más tarde la abandonara) y Iurreta, están Elorrio y Amorebieta. K. DE HERMODO (Garaiko Plazan Otia Loran, en la Revista Dantzari, número 5, 1967, páginas 20 a 22) afirma que en la actualidad tampoco se baila en Garay, y que parece ser privativa de Iurreta. En éste último, las mozas le ofrecen pastelillos el día del Dantzari Berriyen Egune, como recoge Iñaki IRIGOYEN en Danzas de Vizcaya (Revista Dantzariak, número 3, Junio de 1972).