Corresponde a cada dantzari completar la composición coreográfica de cada zortziko mediante las correspondientes combinaciones de pasos. Cada zortziko lo componen varias mudanzas, cada una de las cuales consta de ocho compases o puntos. Los primeros seis puntos el dantzari debe ejecutarlos auxiliado por unas pocas reglas y realizando diferentes secuencias de pasos. Los dos últimos pasos sirven para concluir la frase.
A la hora de ejecutar la secuencia de pasos que el dantzari realiza para completar las mudanzas es conveniente respetar la ley de la simetría, de tal forma que lo que se haga con el pie derecho se repita después con el izquierdo, o que tras dar un paso a la derecha se dé otro a la izquierda. Así lo explica el propio Iztueta:
“...la belleza más grande del dantzari consiste en que aquello que hace con un pie lo haga con el otro, y que lo que ejecuta hacia un lado lo complete con el mismo movimiento realizado hacia el lado opuesto”.
Por lo que respecta a la dificultad, Iztueta recomienda comenzar con pasos sencillos e ir aumentando progresivamente la dificultad de las mudanzas.
“De esas mudanzas también bailará primero las más sencillas y a continuación las de ejecución más complicada, pues produce un efecto deplorable acometer las más rústicas después de haber ofrecido las más vistosas.”
