Esta danza, a la que denominamos “ezpatadantza de Gipuzkoa”, presenta grandes similitudes con otras ezpatadantzas que se bailan en diferentes localidades de Euskal Herria, así como con algunas ezpatadantzas propias de algunas regiones de Europa. En Euskal Herria son muy numerosas las ezpatadantzas que presentan una estructura similar a la ezpatadantza de Gipuzkoa; podemos mencionar, entre otras, las ezpatadantzas de Legazpia, Markina, Zumarraga o Tolosa.

Los dantzaris se dividen en dos grupos: por un lado está el grupo de los dantzaris que portan espadas largas y por otro el grupo de dantzaris que llevan espadas cortas, también llamados azkendariak (zagueros). El número de dantzaris que portan espadas largas es variable, aunque la cifra ha de ser necesariamente múltiplo de cuatro: 16, 20, 24 e incluso 100. Los dantzaris que llevan espadas cortas, es decir, los azkendariak, suelen ser cuatro.

Los dantzaris con espadas largas se organizan habitualmente en cuatro hileras, pero también pueden ser tres o dos si el número de dantzaris es reducido. “En los pueblos se reúnen algunos amigos y se colocan en dos filas, e incluso en tres, aunque lo más correcto es formar cuatro filas”, explica Juan Ignacio Iztueta en su libro de 1824.

Sujetando la espada de modo que un dantzari la sostenga por el mango y el siguiente por la punta, los dantzaris de cada fila conforman entre todos una cuerda especial. El capitán, que se encuentra situado frente al grupo, se encarga de unir todas las filas de dantzaris. Por lo que respecta al grupo de dantzaris zagueros, cada uno de sus miembros lleva en las manos dos espadas cortas y todos ellos permanecen detrás del grupo principal hasta que, ejecutando un movimiento de la danza, avanzan delante del grupo principal y bailan allí su danza.

Con gran frecuencia las ezpatadantzas han estado vinculadas a las celebraciones del Corpus Cristi, a la festividad de San Juan y a las principales festividades locales, así como a los festejos y celebraciones organizados en honor de los monarcas de cada momento. En términos generales, se trata de una danza propia de las grandes ocasiones para la que se precisa del concurso de un gran número de dantzaris. Ha sido tradición ejecutar la ezpatadantza dentro de la iglesia o en procesiones delante de la imagen de los santos o de la Virgen. En tales ocasiones se ejecuta una pequeña variante de la danza con las espadas pequeñas conocida como Jaunaren aurrekoa (danza frente al Señor). La particularidad de la Jaunaren aurrekoa consiste en que mientras dura la danza los dantzaris en ningún momento dan la espalda al altar, a la Virgen o al santo frente al cual evolucionan.