Ezpata-dantza
  Jorrai-dantza
  Soka-dantza
  Zortzikoak
Brokel-dantza
Boastitzea
Agurra
Makila txikiena
Brokel-makilena
Makila handiena
Belauntxingoa
Uztai txikiena
Uztai handiena
Zinta-dantza
Doinu zaharrak
Ormatxulo
Txakolin
Punta motz
Ehun eta bikoa

En una descripción de la brokel-dantza fechada en 1828 y recogida por Juan Antonio Urbeltz, aparece descrita bajo la denominación de Ibilqueta la danza que más tarde pasó a denominarse paseo o boastitzea:

"A la llamada (Deya) que hace el tamboril, baila primero el Capitán un paseo (Ibilqueta). Concluido el paseo, á otra llamada del tamboril los demas danzantes imitan el paseo del Capitan, abanzando todos ál compás y en seguida dando media vuelta á derecha é izquierda, marchan de dos en dos ácia los flancos, reconociendolos. El capitan pasa al medio de las hileras bailando y reconociendo el terreno opuesto y le siguen los demás; y despues de este reconocimiento se colocan el Capitan y sus subalternos guerreros en su primera posición".

Hoy en día, al ejecutar esta danza, el capitán y los dantzaris completan juntos el breve paseo que realizan primero de delante hacia atrás y luego de atrás hacia adelante. Normalmente el capitán marcha en cabeza seguido por el resto de los dantzaris. Sin embargo, en la descripción arriba transcrita, parece que es sólo después de que el capitán  llega hasta atrás que, al toque de la segunda llamada, arrancan tras sus pasos los demás dantzaris.

El texto de 1828 descubierto por Juan Antonio Urbeltz describe las danzas que se bailaron en presencia de Fernando VII. Treinta años más tarde,  en 1858, en el programa de actuaciones del espectáculo de danzas ofrecido en Bilbao por el grupo de danzas comandado por José Antonio Olano, el “paseo” es descrito en los siguientes términos:  “Paseo por la via de reconocimiento del director á la comparsa”. Por su parte, José Antonio  Azpiazu en su obra Descripción de las diversiones públicas de Guipúzcoa y en particular de sus bailes, publicada en 1858, escribe lo siguiente:

El Paseo. En seguida, sin desordenarse, y al son de un zorzico airoso y alegre, se baila una marcha o paseo representando con las diferentes carreras o direcciones el reconocimiento de la situación del terreno más adecuado para dar batalla; así como las miradas a uno y otro lado significan la descubierta que sale para enterarse de la fuerza del enemigo.