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En la interesante crónica de la visita a San Sebastián realizada en 1828 por Fernando VII y cuyo texto ha sido descubierto por Juan Antonio Urbeltz, el belauntxingo aparece después de la makila handiena (danza de palos grandes): “…hasta que celebran la victoria dejando los palos y bailando con unos corazones en las manos al son de la alegre música Vilancico (Belaunchingoa) y al último compas de esta danza ofrecen y tiran a las autoridades los corazones que llevan en las manos con lo que se da fin a este baile”.  |  | En dicho texto aparecen las dos denominaciones: “Villancico” y “Belaunchingoa”. En el programa de actos del espectáculo de danzas ofrecido en 1858 en Bilbao por el grupo de danzas dirigido por José Antonio Olano, el belauntxingo aparece bajo la siguiente denominación: “Baile de Villancicos con cabriolas sin vuelta y con ella”. Por su parte, José Antonio Azpiazu, en su folleto de 1858 titulada Descripción de las diversiones públicas de Guipúzcoa y en particular de sus bailes, dice lo siguiente: Villancico. Por último, mostrándose ufanos y descansadamente sin el peso de las armas, que las abandonan fastidiados y fatigados, se toca una sonata airosa y animada que expresa el placer y ostentación de sus satisfacción por la gloria adquirida sobre el enemigo con saltos y movimientos de agitación bulliciosa. |
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