
Aunque en el siglo XX la
jorrai-dantza se presentaba en ocasiones como parte integrante de la
brokel-dantza, José Ignacio Iztueta la consideraba una danza independiente del ciclo de la
brokel-dantza, y lo cierto es que en la tradición ha tenido un desarrollo distinto al de la
brokel-dantza.

La
jorrai-dantza puede ser interpretada por 8, 12 o 16 dantzaris, más el capitán. Por cada grupo de cuatro dantzaris hay que añadir además una quinta persona que se encarga de llevar a hombros el odre. La estructura de esta danza se asemeja mucho a la de otras danzas que se interpretan con las herramientas de la
brokel-dantza. El capitán lleva en la mano una especie de lanza y los dantzaris sendas azadas. En primer lugar el capitán ejecuta el zortziko, a continuación lo hace todo el grupo y, tras remedar los gestos y movimientos de quien escarda la tierra con la azada, los dantzaris acometen el juego haciendo entrechocar sus herramientas y golpeando los odres con ellas.

Iztueta menciona la
jorrai-dantza en dos momentos del calendario festivo. Por un lado dice que esta danza se baila al concluir las festividades locales y, por otra parte, al enumerar las melodías que deben interpretar los txistularis a lo largo del año, Iztueta explica que durante el jueves de carnaval deben interpretar la
jorrai dantzariena, es decir, la música de la
jorrai-dantza. Los investigadores Juan Antonio Urbeltz y Angel Murua coinciden en considerar la
jorrai-dantza como una danza de carnaval.