
Para bailar la ezpatadantza se utilizan espadas largas y puñales.

Cada ezpatadantzari porta una espada larga. Estas espadas son del tipo de los mandobles, es decir, espadas diseñadas para ser blandidas con ambas manos y, por lo tanto, más largas que las espadas normales. Las espadas que se utilizan en esta ezpatadantza tienen cerca de 130 centímetros de longitud. Según afirman Larramendi e Iztueta, los naturales de Gipuzkoa antiguamente guardaban en casa una espada de esas características que rescataban para las grandes festividades y que utilizaban para danzar la ezpatadantza. No obstante, en la época en la que Iztueta redactó su obra (publicada en 1824), solamente tres localidades mantenían viva la tradición de guardar en casa la mencionada espada: Andoain, Zaldibia e Idiazabal.

Los
azkendariak (zagueros) portan cada uno dos espadas pequeñas. Iztueta aconseja que sean unas espadas manejables y explica que los dantzaris las asían utilizando dos pañuelos o lienzos blancos.